La organización Manos Unidas acompaña a los pueblos originarios del Chaco paraguayo que se encuentran «acorralados» por el ‘agronegocio’ y la crisis climática, como ha dado a conocer en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra cada 9 de agosto.
Como denuncia Manos Unidas, en Paraguay el 2% de la población posee más del 85 % de las tierras cultivables y esta población es uno de los mayores puntos de biodiversidad del planeta. Un ejemplo de ello es la comunidad Payseyamexyempa’a, del pueblo Enxet Sur, ubicada en el Distrito Villa Hayes, en el que las familias se encuentran en una situación de pobreza extrema, a raíz del aislamiento al que están sometidas, rodeadas por fincas de terratenientes.
Ante la falta de soluciones a estas situaciones, ya crónicas, Manos Unidas aprobó, el pasado mes de diciembre, la ejecución de un proyecto de doce meses de duración, que beneficiará directamente a 380 personas de cinco comunidades de tres pueblos indígenas diferentes en el municipio de Villa Hayes con un presupuesto de más de 70.000 euros, lo que permitirá la construcción de un depósito para el almacenamiento de lluvia, así como el desarrollo de iniciativas económicas comunitarias ante las escasas oportunidades de desarrollo personal y socio-laboral de los jóvenes indígenas.
Como ha detallado la coordinadora ejecutiva de Tierraviva, Lidia Ruiz, estos ciudadanos debe pedir «permiso» para entrar o salir de sus tierras ya que deben usar caminos «privados». «En todos los rincones del país, los grandes propietarios tratan de amedrentar a los indígenas, incluso con personas armadas a su servicio, con la perspectiva de que las comunidades abandonen algún día las tierras en las que viven», ha agregado.
Aunque en el suelo chaqueño se llevan a cabo mega proyectos financiados por el estado paraguayo y el sector privado, ninguno de estos atiende a las necesidades de los pueblos indígenas de estos territorios. «Es muy doloroso ver el abandono de los indígenas del Chaco, excluidos de políticas públicas que garanticen sus derechos más básicos, mientras el Gobierno destina enormes inversiones a mega infraestructuras que solo benefician a empresas ganaderas, que a medio plazo provocarán serios daños en las tierras reivindicadas por las comunidades; las mismas comunidades que no tienen acceso a agua potable, a salud, a educación, energía y vías de comunicación», ha añadido Ruiz.
Según el responsable de los proyectos de Manos Unidas en Paraguay, Ecuador y Brasil, Carlos Vicente Alconcé, «la causa principal de la violencia hacia las poblaciones indígenas del país es el acaparamiento de tierras por parte de grandes empresas y particulares dedicados al agronegocio».
En su opinión, este «fenómeno cíclico» está agravado por la crisis climática «producida, en parte, por la enorme deforestación que realizan ganaderos y grandes propietarios de tierras en el Chaco», por lo que responsabiliza a los diversos gobiernos paraguayos de no tomar cartas en el asunto.
«Conocen la realidad por las reiteradas denuncias de las propias comunidades, sin embargo, no hacen nada para atender las necesidades de las familias indígenas», denuncia.