El presidente de la Junta de Castilla y León y candidato del PP a la reelección, Alfonso Fernández Mañueco, ganó este domingo las elecciones autonómicas del 13-F con una escueta ventaja de tres escaños sobre el PSOE, pero necesitará negociar con Vox y lograr su voto favorable para ser investido de nuevo y mantener el poder.
El escrutinio de las urnas vuelve a dejar al PP como vencedor en los comicios de Castilla y León después de perder en 2019, cuando el PSOE le aventajó en seis diputados y 46.000 votos. Ahora, la tortilla se ha dado la vuelta con los populares como primera fuerza con 31 procuradores y el PSOE como segundo con 28. La diferencia en votos es pírrica, poco más de 15.000 sufragios.
El gran vencedor de estas elecciones es Vox, que en tres años pasa de un diputado regional a 13 representantes. Tendrá grupo parlamentario propio en las Cortes y será determinante para conformar el gobierno de Castilla y León. La mayoría absoluta en esta autonomía exige 41 escaños y la suma de PP y Vox llega a 44.
La cuestión a resolver en las próximas semanas, cuando arranquen las negociaciones entre PP y Vox, es si el partido de Santiago Abascal exigirá entrar dentro del gobierno como en esta legislatura estaba Ciudadanos. Por si quedaban dudas, el líder nacional de Vox dejó claras sus intenciones al afirmar que a su candidato, Juan García-Gallardo, “se le está poniendo cara de vicepresidente”.
Los otros triunfadores de la noche electoral son las formaciones provinciales que quieren llevar la voz de los pueblos al Ejecutivo autonómico. Unión del Pueblo Leonés logra 3 procuradores cuando en 2019 sólo obtuvo 1, Soria Ya es la primera fuerza política de su provincia con 3 parlamentarios y Por Ávila repite con 1 asiento en las Cortes.
El gran fracaso es para Ciudadanos, que de cogobernar con el PP gracias a 12 diputados ganados en 2019, ahora casi desaparecen y se quedan con un único escaño para Francisco Igea. Unidas Podemos también sufre un retroceso al pasar de 2 representantes a 1 en el nuevo Parlamento.