Fernández Mañueco jura su cargo como «el presidente de todos, sin distinción de opiniones o ideologías»

Redacción

El ‘popular’ Alfonso Fernández Mañueco ha jurado su cargo este martes como presidente de la Junta de Castilla y León en la XI Legislatura con la voluntad de ser «el presidente de todos, sin distinción de opiniones o ideologías».

Este es el principal mensaje que ha trasladado Fernández Mañueco en un breve y emocionado discurso de toma de posesión como presidente de la Junta en el que ha apelado a la «colaboración de todos», en referencia expresa al Gobierno, a los grupos políticos y a los agentes económicos y sociales.

«Insisto, de todos», ha reiterado Fernández Mañueco que ha recordado que Castilla y León «no es ni puede ser nunca» el proyecto de un sólo partido o de un sólo gobierno. «Debe serlo de toda la sociedad. Y, por ello, toda nuestra sociedad debe implicarse», ha pedido el presidente de la Junta que ha ofrecido «moderación, diálogo, tolerancia, integración y un espíritu abierto y constructivo» para poder «crecer con la diversidad de opiniones y el debate público».

Alfonso Fernández Mañueco ha reivindicado además «la política de gestión frente a la política de gestos» y ha aseverado que en un momento en el que «toda España observa a Castilla y León» se va «a poner de moda».

«Estoy convencido de que, con el trabajo y la colaboración de todos, podemos conseguirlo. Podemos hacer más grande a Castilla y León. Con esperanza e ilusión», ha concluido el presidente que ha asumido un futuro de Castilla y León «con dificultades y retos» pero que será «brillante» gracias a «la innovación, la solidaridad, la gestión, y con el trabajo y el esfuerzo de todos».

El presidente de la Junta, que ya asumió este cargo en julio de 2019, ha recordado en su discurso de toma de posesión que gobernar no es sólo distribuir recursos públicos o aplicar mecánicamente leyes, baremos o reglamentos y ha explicado que, al contrario, obliga a los responsables a estar muy cerca de las personas, de sus inquietudes y preocupaciones y «sin cámaras, fastos y oropeles».

RECOMIENDA RACIONALIDAD, REALISMO, MESURA Y PRUDENCIA

«En suma, gobernar es utilizar la política como palanca del cambio social. Para abrir caminos, señalar objetivos y mover voluntades. La política debe ser el arte de mantener activa nuestra vida en sociedad e impulsar todo lo necesario para no detener su progreso. Debe ser el motor para mover a los pueblos y animar ilusiones. Pero siempre con racionalidad, realismo, mesura y prudencia», ha pedido en su discurso ante sus nuevos socios de gobierno.

Fernández Mañueco ha explicado al respecto que en política «no hay redentores ni soluciones milagrosas» y ha aseverado que, «como en casi todo», el éxito sólo se consigue «con trabajo diario, dedicación constante y resistencia ante las dificultades», unos principios que se ha comprometido a aplicar «en la apasionante tarea de gobernar» Castilla y León, a la que se ha referido como su «principal obsesión» y en la que se ha mostrado plenamente confiado porque es «una tierra de oportunidades».

«Frente a los que opinan lo contrario, les quiero decir que Castilla y León demuestra, una y otra vez, su voluntad de futuro y su capacidad para innovar y avanzar, con ideas y con iniciativas», ha reivindicado Fernández Mañueco, que se ha referido a Castilla y León como «una tierra fuerte, ilusionada, competitiva, abierta y próspera» con la «ambición» de que sea una Castilla y León activa, alejada de «tópicos de pasividad o conservadurismo que injustamente nos atribuyen», ha lamentado.

El presidente de la Junta ha abogado por construir una Castilla y León «en continuo progreso, con oportunidades y capaz de ofrecer iniciativas, innovación, audacia, inteligencia, talento, originalidad, solidaridad y dinamismo» en la que el espíritu de superación oriente e impulse todos los actos «con un constante empeño por mejorar».

«También quiero una Castilla y León firme, que confíe plenamente en nuestras posibilidades como Comunidad. Sólo los pueblos seguros de sí mismos son capaces de ganar su futuro», ha añadido el presidente en su alocución en el que ha pedido una «Castilla y León orgullosa» de su «impresionante historia», de su «brillante presente» y del «ilusionante futuro» que puede conseguir.

A esto ha añadido la necesidad de construir «una Castilla y León con humildad» pero también «sin complejo alguno» por el «prestigio» de su identidad y su protagonismo en la España Autonómica.

«Quiero una Castilla y León responsable, consciente de que los derechos sociales conseguidos con tanto esfuerzo se tienen que defender cada día. Que no cabe indolencia o despreocupación alguna para conservarlos y mejorarlos, reforzando la solidaridad hacia los más desfavorecidos», ha pedido el presidente de la Junta que ha ambicionado también una comunidad con valores y en la que la igualdad de oportunidades «no se entienda como una continua equiparación a la baja, sino como la posibilidad de que cada uno labre su destino con su propio esfuerzo, y así se le reconozca sin complejos».

«Y, sobre todo, quiero una Castilla y León orientada a las personas, que son y siempre serán mi objetivo y mi referente esencial. Porque creo profundamente en cada una de las personas que conforman nuestra sociedad. En nuestras mujeres, que avanzan decididas a ocupar el protagonismo que merecen. En nuestros jóvenes, que trabajan duro para abrirse camino en un entorno cada vez más exigente. En nuestros mayores, que nos dotan de una impagable experiencia», ha concluido.

Finalmente, ha hecho una referencia expresa a los emprendedores, a los agricultores y ganaderos, a los autónomos, a los trabajadores y a los servidores públicos.

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