Si de historias de amor novelescas alguien sabe algo, ese es precisamente Mario Vargas Llosa. Después de su ruptura con la socialité Isabel Preysler, con quien mantuvo una relación sentimental de casi ocho años, el Nobel de Literatura afirmó este lunes que no fueron los «celos infundados» los que motivaron el quiebre sentimental con la ‘Reina de corazones’, tal y como había deslizado la revista ¡Hola! Más allá de esa declaración, el escritor prefirió guardar silencio.
Sin embargo, el narrador arequipeño no siempre optó por mantenerse reservado en torno a sus relaciones. Ejemplo de ello es su novela «La tía Julia y el escribidor», donde bajo el manto de la ficción reveló algunos pasajes de cómo fue que se enamoró de quien fue su primera esposa, Julia Urquidi. La boda con la ‘tía Julia’ (quien era hermana de Olga Urquidi, esposa de su tío Lucho Llosa, hermano de su mamá) escandalizó en la época a su familia, ya que la boliviana era 13 años mayor que él.
Contra todo, un Vargas Llosa obstinado de 19 años se casó con Urquidi en una ceremonia casi clandestina, oficiada por un alcalde de un distrito chinchano. En su libro de memorias «El pez en el agua» hizo un repaso por estos episodios en un capítulo titulado «La tía Julia». Con ella se marchó a Europa, forjó su vocación de escritor y hasta pudo terminar «La ciudad y los perros», su primera novela y cuyos derechos le cedió cuando se divorciaron en 1964.
La separación fue un proceso doloroso para Julia Urquidi y ella narró la que consideró su verdad en «Lo que Varguitas no dijo», libro publicado en 1977 que responde a la versión de los hechos que su exmarido ofreció en su novela. En dichas páginas, la tía política de Vargas Llosa expone cómo la llegada de su sobrina Patricia Llosa a su hogar en París (Francia) removió los cimientos de su matrimonio, que terminó por romperse tras ocho años.
Poco es lo que ha escrito Mario Vargas Llosa sobre el inicio de su relación sentimental con su prima hermana Patricia Llosa. Hija de Olga Urquidi con Lucho Llosa, ella viajó junto con su hermana Wanda a París en 1960 para «estudiar francés», según contó en 2013 a la periodista Leila Guerriero. «[Mario] era el primo hermano que me llevaba a los museos, me enseñaba a leer (…) Un día me dijo que estaba enamorado, y yo le dije ‘cállate, idiota’, porque imagínate el impacto», relató entonces.
La familia Llosa, nuevamente, trató de disuadir a la pareja de que no se casara. Pero el Nobel de Literatura se ha caracterizado por hacer de la tenacidad su mejor aliada en el amor, y en 1965 celebró su segundo matrimonio con su prima hermana. Gracias a ella, que se hacía cargo de su correspondencia e invitaciones, Vargas Llosa mantuvo la disciplina que había adquirido con la tía Julia y pudo dedicarse exclusivamente a la escritura.
Por ello, en una de las partes más memorables de su discurso durante el recibimiento del Nobel de Literatura en 2010, dijo de su exesposa: «El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable (…) Ella hace todo y todo lo hace bien (…) y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: ‘Mario, para lo único que tú sirves es para escribir'».
Cinco años después, sin embargo, Mario Vargas Llosa puso punto final a 50 años de matrimonio por un nuevo amor que fue oficializado en 2015. La socialité Isabel Preysler era la nueva dueña del corazón del escritor y su romance fue aireado por la prensa rosa a la que tanto criticó en su ensayo «La civilización del espectáculo». Patricia Llosa, tras su separación, decidió mudarse de España a Perú para refugiarse del acoso de los medios.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler se conocieron en la década de 1980, cuando la socialité lo entrevistó para la revista ¡Hola!, según explicó ella misma hace unos años. Por aquella época, estaba casada con el político español Miguel Boyer. Contó hace poco el periodista y escritor Xavi Ayén en una crónica publicada en el diario español La Vanguardia que el escritor se sintió «atraído» en ese momento por la ‘Reina de corazones’, pero ella le bromeó: «Llámame cuando seas presidente o premio Nobel».
Pasaron casi 30 años para que Vargas Llosa intentara iniciar un romance con Preysler. Y esta vez dio resultado. Todo empezó en 2015 cuando ambos volvieron a verse en un viaje que organizó la marca Porcelanosa en el palacio de Buckingham, en Reino Unido. La madre de Enrique Iglesias llevaba un año siendo viuda, mientras que el autor de «La casa verde» había celebrado las bodas de oro con Patricia Llosa. Lo que primero fue un rumor terminó por confirmarse también en ¡Hola!: el escritor estaba inmerso en un nuevo amorío.
En un pasaje de «El pez en el agua», el arequipeño confesó que nunca había «sido bueno en el deporte común de meter cuernos». «Yo me enamoraba y mis infidelidades me acarreaban, siempre, traumas éticos y sentimentales», escribió en sus memorias. Esta confesión de parte fue refrendada, de acuerdo con Ayén, por su agente literaria Carmen Balcells, quien alguna vez dijo de él: «Es independiente y sincero: si se enamora, planta a la familia».
Según el artículo del autor de «Aquellos años del boom», Vargas Llosa tuvo una «lista de compañeras fugaces» a lo largo de su matrimonio con Patricia Llosa, entre ellas la pasajera de un barco con la que vivió una aventura mientras viajaba con su familia desde Barcelona a Lima. Hoy, soltero de nuevo, el narrador afirmó estar «muy bien» tras la ruptura con Isabel Preysler.