Más de 370 millones de niñas y mujeres de todo el mundo (una de cada ocho) han sufrido violaciones o abusos sexuales en la actualidad antes de los 18 años, según se desprende del estudio ‘Cuando los números exigen acción: Enfrentando la escala global de violencia sexual contra niños’, publicado por UNICEF en el marco del Día Internacional de la Niña, que se celebra cada 11 de octubre.
Cuando en estos cálculos se incluyen, además, formas de violencia sexual sin contacto físico, como el abuso verbal o en línea, la cifra de niñas y mujeres afectadas en todo el mundo se eleva hasta los 650 millones (una de cada cinco), un hecho que subraya la urgente necesidad de adoptar estrategias integrales de prevención y apoyo para hacer frente de forma eficaz a toda forma de violencia y abuso.
Según los datos, la violencia sexual contra la infancia está muy extendida y traspasa las fronteras geográficas, culturales y económicas. El mayor número de víctimas se registra en África Subsahariana, con 79 millones de niñas y mujeres afectadas (22%). Le siguen Asia Oriental y Sudoriental con 75 millones (8%), Asia Central y Meridional con 73 millones (9%), Europa y América del Norte con 68 millones (14%), América Latina y el Caribe con 45 millones (18%), Norte de África y Asia Occidental con 29 millones (15%) y Oceanía con 6 millones de víctimas (34%).
«La violencia sexual contra la infancia es una mancha en nuestra conciencia moral», ha afirmado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, para añadir que «inflige traumas profundos y duraderos, a menudo causados por personas que los niños y las niñas conocen y en quienes confían, y en lugares donde deberían sentirse seguros».
También ha explicado que los menores de entornos frágiles son «especialmente vulnerables» a la violencia sexual y ha añadido que asisten a «horribles actos de violencia sexual en zonas de conflicto, donde la violación y la violencia de género se utilizan a menudo como armas de guerra».
Según los datos, la mayoría de los casos de violencia sexual en la infancia se producen durante la adolescencia, con un repunte significativo entre los 14 y los 17 años. Los estudios muestran además que los niños y niñas que sufren violencia sexual son más proclives a padecer abusos repetidos. En este sentido, el informe apunta que «la implementación de intervenciones específicas durante la adolescencia es crucial para romper este círculo y mitigar las consecuencias a largo plazo de esos traumas».
Asimismo, alerta de que las supervivientes suelen arrastrar el trauma del abuso sexual hasta la edad adulta y corren un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual o de caer en el abuso de sustancias, el aislamiento social o trastornos mentales como la ansiedad y la depresión, además de encontrar dificultades para forjar relaciones sanas. Los datos muestran también que las consecuencias se agravan aún más cuando los niños y las niñas retrasan el momento de revelar sus experiencias de abuso sexual, a veces durante largos periodos de tiempo, o simplemente mantienen el abuso en secreto.
UNO DE CADA ONCE NIÑOS VARONES HAN SUFRIDO AGRESIONES SEXUALES
Por otro lado, del estudio se desprende que los niños varones y los hombres también son víctimas de abusos. Se calcula que entre 240 y 310 millones de niños y hombres (aproximadamente uno de cada once) han sufrido violaciones o abusos sexuales durante la infancia. Esta estimación se eleva a entre 410 y 530 millones si se incluyen formas de abuso sin contacto físico.
«La persistencia en la falta de datos, especialmente en lo que se refiere a la experiencia de los niños varones y a las formas de violencia sexual sin contacto físico, pone de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión en la recopilación de datos para poder evaluar la dimensión exacta de la violencia sexual ejercida contra la infancia», destaca UNICEF.
Tras la publicación del informe, UNICEF destaca la «urgente necesidad» de intensificar la acción mundial «para combatir la violencia sexual contra la infancia y construir un futuro más seguro para los niños y las niñas de todo el mundo».
Por ello, ha instado a cuestionar y cambiar las normas sociales y culturales que «permiten que se produzca la violencia sexual y disuaden a los niños y las niñas de pedir ayuda»; a dotar a todos los niños de información «precisa, accesible y adecuada» a su edad, que los capacite «para reconocer y denunciar la violencia sexual»; a garantizarles que víctimas y supervivientes de la violencia sexual tengan acceso a servicios que «promuevan la justicia y la sanación y reduzcan el riesgo de mayores daños»; a reforzar las leyes y disposiciones legales destinadas a proteger a los niños de todas las formas de violencia sexual; y a establecer «mejores sistemas nacionales de datos para supervisar los avances y garantizar la rendición de cuentas».