Más de 80 millones de personas viven obligadas fuera de su hogar en todo el mundo

Redacción

La cifra de desplazados forzosos superó en la primera mitad de 2020 el umbral de los 80 millones de casos, según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que asume que la estadística habrá empeorado una vez se analicen los efectos colaterales de la pandemia de COVID-19.

El año 2020 arrancó con 79,5 millones de personas fuera de sus hogares debido a la persecución, situaciones de conflicto o violaciones de Derechos Humanos. De ellas, 45,7 millones correspondían a desplazados internos, 29,6 millones a personas que habían huido fuera de su país –principalmente refugiados– y 4,2 millones a solicitantes de asilo.

Ahora, ya son más de 80 millones los desplazados forzosos. «Alcanzamos otro triste hito que seguirá creciendo si los líderes mundiales no paran las guerras», ha lamentado el jefe de ACNUR, Filippo Grandi, al lamentar también el escaso seguimiento al alto el fuego global planteado en marzo por el secretario general de la ONU, António Guterres.

El desplazamiento forzoso se ha duplicado en la última década, lo que para Grandi supone que «la comunidad internacional está fracasando al garantizar la paz». La violencia en Siria, República Democrática del Congo, Mozambique, Somalia y Yemen, entre otros escenarios, ha provocado un aumento de los desplazamientos, evidentes también en la zona del Sahel.

Además, la pandemia no ha hecho sino complicar las posibilidades de encontrar un lugar seguro, en la medida en que 168 países cerraron total o parcialmente en el pico de la primera ola de contagios y 90 de ellos no contemplaron siquiera una excepción para los solicitantes de asilo.

Las solicitudes de asilo han caído un tercio si se compara con el mismo periodo de 2019, pero ACNUR recuerda que los retos siguen siendo los mismos. De las más de 822.000 personas que ha vuelto a su hogar en la primera mitad del año, 635.000 correspondían a desplazados internos.

Los retornos voluntarios de refugiados han caído un 22 por ciento, hasta los 102.000, y el descenso se hace aún más notable en las reubicaciones a terceros países. En este sentido, solo 17.400 refugiados fueron trasladados mediante acuerdos a un país que no era el suyo, la mitad que en el primer semestre de 2019.

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