La mayoría de las historias heroicas o caballerescas medievales inglesas se han perdido, más allá de la fama mundial de los Caballeros de la Mesa Redonda y el Rey Arturo
Sin embargo, según un nuevo estudio publicado en Science, más de tres cuartas partes de las historias medievales en islandés e irlandés sobreviven hasta el presente, en un patrón inusual que sugiere que los «ecosistemas» insulares ayudaron a preservar la cultura.
Los hallazgos proceden de un equipo internacional de investigación, en el que participan expertos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), que ha aplicado modelos estadísticos utilizados en ecología para estimar la pérdida y supervivencia de valiosos artefactos y relatos de diferentes partes de Europa.
Este enfoque ecológico, desarrollado por Mike Kestemont, de la Universidad de Amberes (Bélgica), y Folgert Karsdorp, del Instituto KNAW Meertens (Países Bajos) como autores principales, ofrece una nueva perspectiva sobre la pérdida del patrimonio cultural, que complementa las investigaciones anteriores.
La doctora Katarzyna Anna Kapitan, filóloga del nórdico antiguo e investigadora junior en el Linacre College de Oxford, afirma que, «al utilizar métodos estadísticos tomados de la ecología, hemos podido añadir algo a los estudios anteriores».
«Calculamos que más del 90% de los manuscritos medievales que conservan relatos caballerescos y heroicos se han perdido –continúa en un comunicado–. Esto se corresponde aproximadamente con la escala de pérdida que los historiadores del libro habían estimado utilizando diferentes enfoques. Además, hemos podido estimar que alrededor del 32% de las obras caballerescas y heroicas de la Edad Media se han perdido a lo largo de los siglos».
El equipo utilizó ‘modelos de especies invisibles’ procedentes de la ecología para medir la pérdida de relatos de la Europa medieval, como los romances sobre el Rey Arturo, o las leyendas heroicas sobre Sigurd el cazador de dragones o el legendario gobernante Ragnar lóobrok, conocido por el gran público gracias a la serie de televisión ‘Vikingos’. Las estimaciones de pérdida y supervivencia que obtuvieron son compatibles con las escasas pruebas históricas.
El estudio reveló diferencias significativas en las tasas de supervivencia de las obras y manuscritos medievales en distintas lenguas, lo que sugiere que la tradición irlandesa de ficción narrativa medieval es la que mejor se conserva, mientras que las obras en inglés sufrieron las pérdidas más graves.
El equipo calculó que alrededor del 81% de los romances y cuentos de aventuras medievales irlandeses sobreviven en la actualidad, en comparación con sólo el 38% de las obras similares en inglés. Asimismo, los resultados sugieren que se conserva alrededor del 19% de los libros manuscritos irlandeses medievales, frente a sólo el 7% de los ejemplos ingleses.
Por su parte, el doctor Daniel Sawyer, Investigador Fitzjames de Literatura Inglesa Medieval en el Merton College de Oxford, resaltan que han encontrado tasas de supervivencia estimadas notablemente bajas para la ficción medieval en inglés. «Podríamos culpar a la disolución de los monasterios bajo Enrique VIII, que dispersó muchas bibliotecas –comenta–, pero las historias heroicas en inglés rara vez aparecen en los catálogos de las bibliotecas de los monasterios y los conventos en primer lugar».
Otra posible explicación podría encontrarse en el escaso prestigio de la lengua inglesa durante este periodo», continúa Sawyer. Señala que en la actualidad el inglés se aprende como segunda lengua en todo el mundo, pero durante la Edad Media tenía poca importancia internacional. Después de la conquista normanda, en particular, el francés era importante en Inglaterra como lengua internacional de poder y cultura, y la corona inglesa poseía partes de lo que hoy es Francia.
«De hecho, si añadimos la ficción escrita en francés normando en Inglaterra a los testimonios en inglés, la tasa de supervivencia de los testimonios en inglés se parece más a la de otras lenguas –prosigue–. Esto demuestra la importancia del francés normando para la cultura inglesa y sugiere que las historias heroicas en francés normando y en inglés formaban una tradición conectada».
Mientras tanto, la doctora Kapitan explica que el panorama es muy diferente en el caso de Islandia, donde, dice, «hoy conocemos alrededor de tres de cada cuatro romances y cuentos de aventuras islandeses medievales (o el 77%), pero sólo uno de cada seis manuscritos medievales que conservan estas obras (el 17%)».
Además de sucesos como los incendios en las bibliotecas y el reciclaje de libros, la investigación identifica la «uniformidad» original de la producción cultural como un factor que se pasa por alto en la supervivencia de los artefactos antiguos.
«Nuestra investigación ha revelado interesantes similitudes entre las pruebas islandesas e irlandesas –subraya Kapitan–. Tanto la literatura islandesa como la irlandesa tienen altas tasas de supervivencia de obras y manuscritos medievales, y también «perfiles de uniformidad» muy similares. Esto significa que el número medio de manuscritos que conservan obras medievales está distribuido de forma más uniforme que en otras tradiciones que hemos examinado».
Las similitudes entre Islandia e Irlanda pueden deberse a las tradiciones duraderas de copiar textos literarios a mano mucho después de la invención de la imprenta, según Kapitan.
Por su parte, Sawyer añade que «las pruebas podrían informarnos sobre los vínculos de Inglaterra con la Europa continental en la Edad Media y sobre la influencia de la cultura europea en general en la escritura inglesa. El tamaño de Inglaterra y sus estrechos vínculos con el continente podrían explicar por qué las pruebas inglesas no muestran la uniformidad encontrada en las distribuciones insulares de los relatos en Islandia e Irlanda».
Estos análisis reclaman una aplicación más amplia de estos métodos en las ciencias del patrimonio y los investigadores coinciden en que la colaboración entre disciplinas ha sido muy estimulante.
Como concluye el doctora Kapitan, «esto demuestra que la investigación transdisciplinar nos permite ir más allá de los estudios de casos anecdóticos de escribas o textos individuales, y permite hacer grandes comparaciones entre diferentes lugares, tradiciones y lenguas».