El actor Matthew Perry (Friends) comparte los detalles más íntimos sobre su vida personal, especialmente sus problemas de adicción, en su biografía ‘Amigos, amantes y aquello tan terrible’ (Contraluz), que sale a la venta en España el próximo 17 de noviembre.
El libro, según la editorial, lleva a los lectores entre las bambalinas de la exitosa serie mientras habla sobre sus luchas internas con la adicción.
«Digo en el libro que, si hubiera muerto, -algo que estuvo a punto de suceder-, impactaría a la gente, pero no sorprendería a nadie. Y vivir con eso da mucho miedo. Así que espero que la gente se identifique con eso y sepa que esta enfermedad ataca a todos. No importa si tienes éxito o no, a la enfermedad no le importa», ha afirmado, en declaraciones a la revista ‘People’.
El actor revela que ha pasado por rehabilitación 15 veces a lo largo de los años. Entre otras muchas situaciones, describe que pasó dos semanas en coma y que este fue el último «gran susto» en una relación problemática con el alcohol y las drogas que lleva arrastrando desde su juventud.
«Con 24 años empecé a rodar ‘Friends’ y podía manejar el problema del alcoholismo más o menos. Pero los 34 años, ya estaba metido en un montón de problemas», ha asegurado, antes de alabar el apoyo de sus compañeros de reparto. «Fueron como pingüinos. Cuando un pingüino está enfermo, los otros pingüinos lo rodean y le ayudan a enderezarse, caminan a su alrededor hasta que puede caminar por sí mismo. Eso es lo que hizo el reparto de Friends por mí», ha explicado.
La novena temporada de la serie, en la el actor asegura que estuvo sobrio todo el tiempo, le valió para obtener su primera nominación al Emmy a mejor actor de comedia. «Eso debería haberme dicho algo», ha lamentado.
Sin embargo, el peor momento llegó en una época en la que el actor tomaba 55 pastillas de Vicodin al día y llegó a pesar 58 kilos. «No sabía cómo parar. No podía parar porque la enfermedad y la adicción son progresivas. Así que iba empeorando a medida que me hacía mayor», ha comentado.