Mbappé deja al Barça al borde del precipicio

Redacción

El FC Barcelona volvió a darse de bruces en el ‘Viejo Continente’ después de caer vapulado este martes (1-4) frente al Paris Saint-Germain en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, un duelo que supuso la alternativa de Kylian Mbappé, que reclamó todos los focos por la ausencia de Neymar y ante la presencia de Messi.

Un nuevo orden, eso fue lo que reclamó el joven francés, de 22 años, en casa del más grande. Un mensaje contundente en el mejor escenario, una victoria irrefutable que deja al Barça muy cerca de la eliminación, algo que -por otra parte- ya había avisado Koeman semanas atrás. Parecía que el técnico holandés puso con mucho criterio la venda antes de la herida.

Los blaugranas no arrancaron mal, ni mucho menos, liderados por Busquets en la organización del juego y con Pedri omnipresente, como siempre, en un cuarto de hora inicial que ya dejó la primera ocasión de los culés. Griezmann se topó con Keylor Navas. Los franceses tardaron en quitarse las legañas, pero tuvieron que hacerlo a las bravas cuando Messi marcó el primero tras un penalti de Kurzawa sobre De Jong.

La acción no fue revisada por el VAR porque el contacto del zaguero parisino existió. Fue mínimo, sí, pero suficiente para que De Jong cayese redondo en el área del PSG. Messi no falló y fue entonces cuando enrabietó a su rival, sobre todo tras una ocasión de Dembélé que desperdició un regalo de Leo que hubiera cambiado el guion por completo.

Los de Mauricio Pochetino, minimizados por las bajas de jugadores tan importantes como Neymar y Di María, recurrieron a su estrella, el jugador pretendido por medio mundo -entre ese mundo está el Real Madrid- en una primera parte primorosa del ‘7’ campeón del mundo. A diez minutos del descanso puso las tablas en una acción portentosa dentro del área.

Mbappé recibió de Verratti en el área pequeña, colocó el balón como si sus pies fueran las pinzas de un ‘pinball’ y fusiló a Ter Stegen. Acto seguido la tuvo Kurzawa y en la última jugada del primer tiempo apareció Icardi para asustar al meta culé con un cabezazo al primer palo. Estaba claro que la balanza se había inclinado, el PSG merecía más que su rival y el marcador pronto le daría la razón.

Los de Koeman saltaron dormidos en la segunda mitad y cuando mejoraron su nivel -reclamaron un penalti por mano clara de Kean- llegó un nuevo zarpazo de Mbappé, que se vistió de Ronaldo Nazario para ser inalcanzable a sus rivales. Piqué tuvo que tirar de su camiseta para intentar frenarlo pero el joven parisino protagonizó su gran noche sin Neymar en el escenario y ante la presencia de Messi.

El 1-2 llegó al aprovechar el rechace de una contra, perdonó el tercero poco después pero su compañero Kean también quiso estampar su firma en el luminoso. En esta ocasión llegó tras una falta botada por Paredes y un cabezazo del italiano en el segundo palo, completamente solo y libre de marca. Koeman intentó reaccionar, cambió a Dest, que sufrió lo que no está en los escritos, pero de nada serviría.

MBAPPÉ QUIERE EL TRONO

Ni tan siquiera el triple cambio en los diez minutos finales porque fue entonces cuando el PSG encontró más espacios y terminó de matar al Barça. La exhibición necesitaba una rúbrica y -quién si no- fue nuevamente Mbappé el que completó su gran noche con un triplete, pidiendo paso cuando Messi y Cristiano se cansen. Un contraataque de Draxler habilitó a Kylian para marcar un gol de bandera.

Ya no hubo más pese al empeño de Braithwaite, los blaugranas bajaron los brazos y asumieron, tal y como había dicho su entrenador, que este año no podrán competir para estar entre los ocho mejores de Europa. El Barça necesitaría vencer, al menos, por 0-4 en el Parque de los Príncipes para seguir con vida. Un nuevo tantarantán que empieza a ser costumbre en el último lustro.

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