Médicos Sin Fronteras ha denunciado que las políticas migratorias de la Unión Europea (UE) están «normalizando» la violencia «como forma de disuasión», según se desprende de su informe ‘Muerte, desesperación y desamparo: el coste humano de las políticas migratorias de la UE’.
«Se ha arraigado una normalización de la violencia contra refugiados y migrantes, con importantes inversiones de las instituciones de la UE en terceros países como Níger y Libia, donde a menudo se bloquea o se devuelve forzosamente a las personas, que se enfrentan a un trato inhumano», asegura.
Según ha informado MSF, el informe detalla los resultados de las operaciones médico-humanitarias entre agosto de 2021 y septiembre de 2023 de esta organización en 12 países de Europa y África, así como en el Mediterráneo central. Para ello, ha apuntado que se han realizado testimonios de personal médico y pacientes, más de 20.000 consultas médicas, de salud mental y de urgencias en las fronteras de la UE, y más de 8.400 personas rescatadas en el mar.
«Pone de relieve cómo, en cada paso del viaje migratorio de las personas hacia la UE y dentro de ella, su salud, bienestar y dignidad se han visto sistemáticamente socavados por la interrelación de políticas y prácticas violentas arraigadas en las políticas de la UE y de sus Estados miembros», expone.
En esta misma línea, explica que la violencia, en sus diferentes y entrelazadas formas, ha sido «una constante» en los contextos donde ha trabajado y que ha tenido que «responder» a «sus consecuencias». «La violencia sigue marcando las propuestas presentadas a nivel nacional y regional en la UE. Las actuales reformas presentadas en el Pacto de Migración y Asilo de la UE incorporan aún más una red de violencia que pretende disuadir y excluir a quienes buscan seguridad», lamenta.
En este sentido, denuncia que las personas que buscan protección, principalmente de países de África, Oriente Próximo y Asia, se ven «atrapadas» de forma «violenta» en países no pertenecientes a la UE, «sin acceso a asistencia sanitaria ni protección debido a los acuerdos de externalización de la UE».
Asimismo, MSF pone de manifiesto que las personas que cruzan las fronteras de la UE «están muriendo de deshidratación, hipotermia y heridas al intentar ponerse a salvo o escapar de violentas devoluciones en calientes» y que otras se ahogan en los mares Mediterráneo y Egeo «debido a la falta de asistencia y búsqueda y salvamento, y a las peligrosas prácticas de los guardacostas».
También muestra que, en la frontera polaca, casi el 40% de los pacientes presentaban lesiones causadas por la infraestructura del muro fronterizo. En las fronteras de Grecia, Bulgaria, Hungría y Polonia, MSF trató heridas y daños causados por la violencia con la que se acompañaron las prácticas de expulsión. Además, añade que atendió a los supervivientes de 12 naufragios frente a las costas de Italia y Grecia que, en conjunto, causaron hasta 875 muertos o desaparecidos.
Las conclusiones del informe también muestran que las personas que consiguen cruzar a la UE se enfrentan a medidas que «minan su salud y bienestar» a su llegada, como los Centros Cerrados de Acceso Controlado financiados por la UE en Grecia o los Centros de Identificación y Recepción (conocidos como hotspots). «Los trastornos depresivos, por estrés postraumático y de ansiedad son frecuentes entre los pacientes, incluidos los niños, mientras que las afecciones cutáneas contagiosas prevenibles causadas por unas condiciones de vida e higiene deficientes han ido en aumento», apunta MSF.
Por otro lado, precisa que las personas que consiguen llegar a las costas de Europa se encuentran con políticas de «disuasión» que «les privan de cualquier posibilidad de curarse, asentarse y vivir con dignidad». En este punto, señala que las personas a las que se deniega el acceso al asilo y a los derechos relacionados con la acogida se ven «obligadas» a vivir en la calle o en casas ocupadas.
PIDE «SOLUCIONES SIGNIFICATIVAS»
Finalmente, MSF ha pedido a la Unión Europea «soluciones significativas» ante «la deshumanización, el racismo contra refugiados y migrantes de países no europeos y el enfoque basado solo en blindar la seguridad».
«Requiere un cambio de rumbo urgente y fundamental, junto con soluciones significativas que aborden las causas subyacentes que, durante demasiado tiempo, han provocado muertes sin sentido, lesiones y traumas a largo plazo entre las personas que buscan protección en las fronteras de la UE», señala en su informe ‘Muerte, desesperación y desamparo: el coste humano de las políticas migratorias de la UE’.