En la era de las noticias “fake” y las campañas con intencionados datos incorrectos, “la sociedad está abocada a un futuro en el que no querrá saber nada o serán fanáticos”. La periodista Carolina Martín da las claves para sobrevivir al aluvión de desinformación en un momento histórico, cuando el acceso a los datos se ha generalizado, teóricamente.
Según la Experta en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Granada, Carolina Martín, presentadora de Canal Sur Televisión, “La proclamación de Donald Trump como presidente del país más importante del mundo lo ha vuelto a demostrar. No gana la verdad, gana el poder. Y bien que ha colocado a los magnates del planeta en puestos de decisión para gobernar América o para financiar sus planes, lo que tampoco saldrá gratis a los americanos. No han influído sus numerosos juicios de todo tipo, su demagógica campaña o su habitual costumbre de difundir rumores, noticias falsas o modificar los datos objetivos en aras de su `verdad´. Y funciona. Políticos de todo el planeta se están `subiendo al carro` del populismo y las actuaciones públicas convertidas en espectáculos de performances mediocres de unos personajes histriónicos. No son ya políticos o gestores. Son actores de enorme ego buscando un público entregado”.
A Carolina Martín, que es miembro de la Academia Nacional de la Televisión, la encontramos estos días en la entrega de los Premios IRIS. Galardones que se entregan reconociendo la labor de los profesionales televisivos en diferentes formatos. Y donde dos programas de su cadena han recibido reconocimiento: “Atrápame si puedes”, presentado por el humorista Manolo Sarria (ex componente del dúo Sacapuntas”) y “Tierra de Talento” que tiene al frente a Manu Sánchez. Volviendo a las noticias falsas, para ella “ya en muy contadas ocasiones se puede creer nada a pies juntillas si no se siguen una serie de pautas previas” que, según dice, pasarían por un filtrado inicial de la fuente. “La sociedad está cambiando sus referentes y creen totalmente que las redes sociales son un medio de comunicación. No lo son. No todo el mundo sabe elaborar una noticia o compartir objetivamente unos datos. Me llama mucho la atención que se nos acuse a los medios tradicionales de manipulación y luego se confíe en cualquier “influmierder” que igual tiene hasta faltas de ortografía. Y un vídeo que nos manda nuestra prima o un amigo al WhatsApp no es una noticia si no está confirmado. Reenviarlo en cadena fomenta la desinformación… El valor de la fuente es primordial. Y si hay grupos de poder asociados a medios de comunicación, la obligación del receptor es comparar las noticias que llegan de varias fuentes. Y algo que también se ha perdido: sacar sus propias conclusiones teniendo todos esos datos. El usuario tiende a creer, casi como una cuestión de fé ciega, lo que le cuenta el medio de comunicación al que es más afín, política o socialmente. Como piensan como yo, no pueden estar equivocados. No es así. Filtrar, conocer y pensar son pasos fundamentales.”
De igual manera, también alerta sobre una práctica muy de moda, los titulares engañosos, que en inglés se denominan ‘click-baiting’ y que llaman a pinchar en un determinado contenido con frases llamativas, sesgadas, o directamente falsas o no resueltas en el contenido. “En esta era digital en la que se consiguen ingresos según las visitas a algunos enlaces o las suscripciones online, esta práctica es una deriva al desinterés total de lectores que acaban desencantados y enfadados por perder el tiempo en unos enlaces que no les llevan a ningún dato real. Y ojo a los medios que están realizando esta práctica porque ya se ha condenado con multas elevadas, a digitales con titulares falsos y se ha creado, por tanto, jurisprudencia en este sentido. Se acabó el vacío legal”.
Por último la presentadora concluye “el escenario de falta de objetividad sólo creará una sociedad en la que unos no querrán saber nada sobre la actualidad y otros serán fanáticos de la misma, voceros de campañas de marketing o interés político, teorías conspiranoicas y estrategias al servicio de intereses espurios”. De hecho, y las estadísticas lo confirman, en España ya hay más de un millón de personas que no vieron ni un minuto de los telediarios en todo el año pasado. Tiempos para lo “fake” a los que hay que sobrevivir en beneficio de la democracia.