Casi un millar de personas han sido detenidas esta madrugada en las calles de Francia a la espera del funeral, este sábado en la ciudad de Nanterre, del joven Nahel M., cuya muerte el pasado martes a manos de la Policía detonó las protestas más violentas de los últimos años en el país.
El último balance de las autoridades francesas cifra los detenidos en 994 durante esta madrugada, a los que se suman 79 policías y gendarmes heridos, según ha hecho saber el Ministerio en su cuenta de Twitter.
A pesar del descenso de la violencia, el Ministerio ha constatado en torno a 1.350 vehículos y 234 edificios incendiados o dañados, así como otros 2.560 Se registraron incendios en la vía pública. En total, se habían movilizado 45.000 policías y gendarmes.
«Va a ganar la república, no los alborotadores», ha declarado esta madrugada el ministro del Interior, Gérald Darmanin, de visita en Mantes-la-Jolie (Yvelines). Si bien Darmanin ha indicado que la violencia en París ha disminuido durante las últimas horas, ha reconocido que la situación en Marsella y Lyon sigue siendo «inaceptable».
«El Ministerio del Interior está listo para aumentar aún más su posición de fuerza si alguna vez las cosas se deterioran, lo que no es el caso esta noche», ha añadido el ministro, quien se mantuvo cauteloso sobre la posibilidad de decretar un estado de emergencia, un dispositivo que «ha sido llamado cuatro veces en sesenta años», y ha mencionado que en 2005, durante anteriores disturbios populares, el dispositivo había sido desplegado el décimo día.
De hecho, el secretario del sindicato de Policía de Bouches-du-Rhône, Rudy Manna, ha descrito «escenas de guerrilla» en Marsella, una ciudad donde «los resultados de la noche se pueden resumir en una palabra: apocalípticos». En esta ciudad un grupo de 30 jóvenes ha asaltado una armería en la que han robado varios rifles de caza, pero según fuentes policiales sin munición.