La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y Podemos han denunciado una presunta manipulación de los datos del barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de marzo, con la finalidad de modificar a la baja la estimación de votos de Unidas Podemos para relacionarla con la polémica sobre la Ley ‘solo sí es sí’.
En este sentido, fuentes de la formación morada reclaman explicaciones inmediatas al presidente del organismo, el sociólogo socialista José Félix Tezanos, sobre esta posible «alteración» de datos. También Belarra ha exigido en redes sociales que Tezanos aclare lo ocurrido ante la opinión pública.
Posteriormente, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, ha censurado ante los medios de comunicación en las inmediaciones del Congreso que Tezanos y el PSOE deben de «reaccionar», dado que aprecian un uso «partidista» del CIS para desplegar una «intromisión», desde un centro público, de cara a perjudicar a su espacio político.
NO LE CORRESPONDE A PODEMOS DECIR SI TEZANOS DEBE DIMITIR
Preguntada sobre si la formación demanda la renuncia de Tezanos al frente del CIS, ha respondido que no le corresponde a Podemos decir si Tezanos debe dimitir y que ahora reclaman aclaraciones de forma inmediata sobre la alteración de la metodología de la encuesta.
Concretamente, el último sondeo del CIS arrojó que Unidas Podemos registró la mayor caída entre el conjunto de partidos, pues solo se anotó un 10% de estimación de voto frente al 12,7% de febrero, lo que provocaba la pérdida de la tercera plaza en favor de Vox, que se mantiene en un 10,1%. Mientras, el PSOE se mantenía como partido más votado.
La encuesta se basaba en 3.788 entrevistas telefónicas realizadas en los primeros once días de marzo, en plena división en el seno del Gobierno por la reforma de la ley del ‘Sólo sí es sí’ y tras la polémica por el ‘caso Mediador’ y las actividades extraparlamentarias del exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo.
PODEMOS CRITICA LA «GRAVÍSIMA» SITUACIÓN DEL CIS
No obstante, los morados se basan en análisis difundidos en redes sobre los microdatos del sondeo y cambios en la contabilización de estimaciones de voto. Por ejemplo, aluden a que en febrero las respuestas espontáneas de Sumar se contabilizaban dentro de Unidas Podemos, como se aprecia en febrero, pero que en marzo esa mención desaparece y crece el 3,6% de apoyos que salen de Unidas Podemos y se van a ‘otro partido’.
Es más, detectan que esta categoría de ‘otro partido’ subió del 1,8% en intención de voto al 4,3%, cuando la categoría de respuestas espontáneas que se ligan a Sumar es del 2,4%.
A juicio de Podemos, estos hechos sitúan al CIS en una situación «gravísima» y que «no tiene precedentes». «Con esta clase de prácticas queda en entredicho una institución pública clave», añaden estas fuentes.
TEZANOS DEJA EL CIS EN ENTREDICHO
La líder del partido ha proclamado en Twitter que «de ser cierto que el CIS manipuló los datos de marzo de UP» para contar que su bajada se debía a la Ley ‘sólo sí es sí’, sería «una situación gravísima y sin precedentes en una institución pública clave».
A su vez, Verstrynge también ha criticado que se publicara una bajada de dos puntos de Unidas Podemos en el CIS y que se debía a la polémica sobre la normativa del ‘sí es sí’. «No es cierto, Tezanos manipuló los datos y coloca a la institución pública del CIS en entredicho», ha lanzado.
Durante su comparecencia ante los medios, ha explicado que el análisis de los microdatos les lleva a afirmar que los datos han sido manipulados, por un cambio de metodología sin previa explicación para desvincular los apoyos de Sumar de los de Unidas Podemos y dar la sensación de que su espacio baja por la polémica de la Ley ‘sí es sí’, como contaron los medios.
En este sentido, ha reiterado que no se puede hacer una utilización «partidista» del CIS, al que se le presupone «transparencia» y rigurosidad, y ha alertado que es «preocupante» esta «intromisión» desde esta institución en un debate sobre una Ley aprobada en el Consejo de Ministros, que luego el PSOE planteó una reforma «unilateral» con apoyo de la derecha para desplazar el consentimiento del «corazón» del texto.
