El entrenador del Real Madrid, Zinédine Zidane, sigue negado en la Copa del Rey tras la eliminación de su equipo este miércoles en los dieciseisavos de final a manos del Alcoyano, un equipo de Segunda B, y continuará sin saber lo que es ganar el torneo del ‘KO’.
No la ganó en su etapa de jugador y todavía no ha podido hacerlo como técnico. De hecho, su bagaje en la Copa desde que dirige al Real Madrid es realmente negativo. En realidad, se trata de un balance general, pues el conjunto blanco tan solo ha conquistado dos títulos coperos en los últimos 27 años (2011 y 2014).
En la primera temporada de Zidane en el banquillo del Real Madrid, la 2016/17, los merengues cayeron eliminados en los cuartos de final ante el Celta de Vigo; y un curso después también se despidieron de la competición en cuartos ante el Leganés. En esta ocasión habiendo incluso ganado en la ida fuera de casa y perdiendo en el Santiago Bernabéu.
Era la primera vez que esto ocurría en la historia del conjunto blanco, que tampoco pudo cambiar la cara en Copa a la temporada siguiente, en la que se vio envuelto en la polémica ‘Cheryshev’ por la alineación indebida que le dio el pase al Cádiz. En aquella ocasión no fue Zidane, sino Rafa Benítez quien ocupaba el banquillo.
Un año más tarde tampoco fue tarea suya porque ‘Zizou’ continúa fuera del club y le tocó a Santiago Solari, que pudo llevar al Real Madrid hasta la ronda de semifinales. El pasado curso, ya con el francés como director de orquesta, el Madrid dijo adiós a la Copa en cuartos de final ante la Real Sociedad en una eliminatoria a partido único (3-4).
Este miércoles se alargó la maldición de Zidane con la Copa del Rey, dando vida a un Alcoyano que se convierte en el segundo equipo de Segunda B, tras el Navalcarnero, que jugará la ronda de octavos de final. El conjunto blanco es el octavo ‘Primera’ que cae eliminado en Copa.
La noche de Alcoy puede costarle cara a Zinédine Zidane, que se equivocó con el once inicial, con los cambios tardíos y con la política de apartar a algunos jugadores que no dieron la talla a la hora de la verdad. Ninguno de los que debió ganarse el puesto lo hizo, y los titulares aparecieron sin posibilidad de cambiar el escenario.
La derrota fue dolorosa porque los merengues comenzaron ganando con un gol de Militao al borde del descanso. El 13 veces campeón de Europa tuvo que esperar 45 minutos pero acabó encontrando el premio a su dominio. Una posesión estéril, la cual le sirvió para no verse cercado por su oponente. Lunin, que debutaba en partido oficial, apenas se manchó los guantes.
Fue Lucas Vázquez quien más probó fortuna, con dos acciones por la banda derecha, y también Fede Valverde con un disparo de media distancia. Sin embargo, hasta que Militao no conectó un gran cabezazo en un centro de Marcelo no se movió el marcador. El central brasileño, que no jugaba desde el pasado mes de octubre, parecía allanar la empresa de los merengues.
En la segunda mitad, sin movimientos en el Real Madrid, el Alcoyano fue a más con el paso de los minutos, al menos logró cerrar todos los espacios a su rival. Los de Vicente Parras no se agobiaron con los balones colgados ni con la velocidad de Benzema, que dio aire a Mariano pasada la hora de partido. Kroos también relevó a un desaparecido Isco y Asensio hizo lo propio con Vinicius.
Pero dio igual porque fue el Alcoyano quien clavó la estaca en la cima con un remate de Solbes -libre de marca- en el segundo palo. De haber estado lleno el Collao habría vibrado con un momento para el recuerdo. Lo mejor estaba por llegar para los alicantinos, un modesto equipo de Segunda B que anoche soñaba con «emular esa magia de la Copa».
No les hizo falta ponerse la chistera, ni sacar un conejo de dentro por mucho milagro que pueda parecer. Lucas Vázquez se topó con José Juan, el veterano portero de los locales (41 años) y el partido se fue a la prórroga. Ahí salió la entereza del Alcoyano, que resistió todas las embestidas merengues pese a jugar con uno menos por doble amarilla a Ramón López.
Pero el premio no fueron los penaltis, sufrir en una tanda agarrados en el centro del campo, el premio fue mucho mayor: el más grande imaginado. La eliminación del Real Madrid en el tiempo de prórroga, con uno menos y tras una jugada exquisita que culminó Juanan a pase de Diakité. Los de Zidane estaban en la lona, el Alcoyano -con su moral- con los brazos al viento.