La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a ocho años de cárcel a un hombre por un delito de explotación sexual y corrupción de menores, por contactar con cuatro adolescentes a través de Instagram y proponerles sexo a cambio de dinero.
El juicio al procesado, que padece una discapacidad intelectual que le afecta levemente, se ha celebrado este miércoles en la Sección Tercera con conformidad de las partes, tras el acuerdo alcanzado entre la defensa y el fiscal, que inicialmente pedía 20 años de cárcel y 1.000 euros a cada perjudicado, de entre 13 y 15 años.
En el nuevo escrito del ministerio público se ha tenido en cuenta el esfuerzo realizado por el implicado para reparar el daño moral a las víctimas, ya que ha consignado 450 euros antes de la vista y se ha comprometido a abonar 200 al mes, por lo que se ha aplicado la correspondiente atenuante -concurre también la de la responsabilidad penal de alteración mental-.
Así, se ha rebajado la pena reclamada en un primer momento por cada uno de los cuatro delitos de cinco a dos años de prisión, en tanto que la prohibición de acercarse y comunicarse con los adolescentes será de tres años y no de siete por cada ilícito.
Además, los diez años de libertad vigilada tras la pena privativa de libertad pasan a siete y los veinte de inhabilitación para desempeño de profesión u oficio que conlleve contacto con menores a trece años.
El acusado se ha mostrado conforme con la nueva calificación de los hechos de Fiscalía, que ha ratificado su letrado. Ambos han elevado a definitivas las conclusiones modificadas y han renunciado a practicar la prueba prevista, en tanto que el condenado ha rehusado a ejercer su derecho a última palabra.
La Sala dictará así sentencia en base a la conformidad alcanzada y ha declarado ya la firmeza de la misma. En ella se recogerán los hechos considerados probados, según los cuales el hombre contactó a través de una cuenta de Instagram con cuatro chicos a los que propuso «en numerosísimas ocasiones» encontrarse para mantener relaciones sexuales.
«Con el fin de convencerles de que accediesen a sus reiteradas peticiones, les ofreció diversas cantidades de dinero, que sin embargo los menores no aceptaron», añade el relato de lo ocurrido, constitutivo de cuatro delitos continuados de explotación sexual y corrupción de menores.