Las ONG de infancia se han mostrado «muy preocupadas» por el «extraordinario» incremento del número de personas que pasan hambre en el mundo, que está provocando la muerte de «tantos niños», y explican que la situación ha empeorado en el último año debido a una combinación de factores como la pandemia de la Covid, las consecuencias de la guerra en Ucrania y la crisis climática.
Según señala Save The Children, ante la celebración, este domingo 20 de noviembre, del Día Internacional de la Infancia, el hambre aguda en el mundo ya afecta a 222 millones de personas, la cifra más alta desde que hay registros. Además, 828 millones de personas se acuestan con hambre cada noche y cada cuatro segundos muere una persona de hambre en el mundo.
La mayoría de las personas que sufren hambre aguda en el mundo son niños y niñas y prevén que, para finales de este año 2022, se alcancen los 59 millones de menores que sufren desnutrición aguda severa en el mundo, frente a los 45 millones de hace dos años.
La situación es dramática en países como Somalia. «Es inaceptable que teniendo los conocimientos y pudiendo ofrecer un tratamiento, estén muriendo tantos niños y niñas», ha advertido la responsable de Programas de UNICEF España, Blanca Carazo, en una entrevista con Europa Press.
Según ha explicado Carazo, el mundo está en estos momentos ante «una crisis nutricional muy grave». Este incremento en el número de personas que pasan hambre en el mundo lo empezaron a notar ya en 2020 y 2021 pero «ha empeorado» este año 2020, como consecuencia de una combinación de factores que han influido en que esta situación se haya convertido en algo grave: el impacto de la pandemia de la Covid-19, los conflictos –en concreto, la guerra en Ucrania–, y el cambio climático.
En concreto, sobre los conflictos, se ha referido tanto a los que existen en el Cuerno de África, el Sahel, Afganistán, que «dificultan la producción de alimentos y generan que las personas tengan que huir y abandonar sus cosechas» como al conflicto en Ucrania, pues hay países de África, como Somalia o Kenia, que importan más del 90% del cereal que consumen de Rusia y Ucrania.
SEQUÍAS E INUNDACIONES ARRUINAN LAS COSECHAS
El tercer factor es «el impacto de la crisis climática», por ejemplo, en el Cuerno de África, donde están sufriendo «la peor sequía en 40 años». A esto se suman las inundaciones que está habiendo tras las sequías, que arruinan las cosechas de muchas familias que dependen de la agricultura.
«Todo esto ha hecho que para millones de niños y familias conseguir alimentos sea cada vez mas difícil, hay menos alimento disponible y precios disparados y sus medios de vida en muchos casos los han perdido», ha remarcado.
En este contexto, han observado un incremento «muy fuerte» del número de niños con desnutrición, hasta «un 70% más que el año pasado», algo que desde UNICEF no solo tratan de paliar con sus programas de nutrición, sino sobre todo, de prevenir.
«El problema de la desnutrición no es solo de falta de alimentos, sino también de falta de agua y de asistencia medica», ha señalado Carazo. Por ello, ha ahondado en que hacen falta más recursos para que cuenten con mecanismos más resistentes.
Entre otras medidas, apunta, por ejemplo, la construcción de «pozos mucho más profundos» de manera que en situaciones de sequía pueda seguir habiendo agua disponible; la mejora de los sistemas de salud y las brigadas móviles de salud.
UNA PASTA DE CACAHUETE, EL SALVAVIDAS DE MUCHOS NIÑOS
En Somalia, según alerta, «están muriendo muchísimos niños de hambre porque no llegan a los centros de tratamiento», algo que se podría prevenir con un tratamiento que consiste en una pasta hecha a base de cacahuete y que es relativamente barato. Según precisa Carazo, entre el 80 y el 90% de los niños que reciben tratamiento, se recuperan.
«De media, el tratamiento completo contra la desnutrición de un niño severamente desnutrido es de unos 250 euros, es algo que se puede hacer», ha subrayado, al tiempo que ha hecho un llamamiento para que se movilicen fondos y se pueda realizar una acción urgente.
También desde Cruz Roja Española siguen «con mucha preocupación» este aumento del hambre en el mundo, principalmente en África, aunque también en algunos países de Asia y de centroamérica, como Haití.
«En África subsahariana, de media, uno de cada 3 niños menores 5 años tienen retraso en el crecimiento por padecer desnutrición crónica, lo cual implica problemas de salud no solo ahora sino que condiciona sus perspectivas de vida», ha explicado a Europa Press la directora de cooperación internacional de Cruz Roja Española, María Alcázar.
MUJERES EMBARAZADAS CON ANEMIA
Otro dato preocupante, según ha precisado, es que, en África subsahariana, «una de cada 5 mujeres en edad reproductiva tienen anemia» de forma que «se quedan embarazadas con anemia y eso ya condiciona desde el principio tanto la salud de la mujer como las condiciones en que van a nacer esos niños».
Ante esta situación, Alcázar destaca que hay que combinar las acciones más específicas para combatir la desnutrición infantil, como los tratamientos con complementos nutricionales, con acciones que afectan a cuestiones estructurales, como facilitar el acceso al agua o trabajar en los hábitos nutricionales de las familias.
Respecto a la pregunta de por qué la situación ahora es peor que en ocasiones anteriores, la directora de cooperación internacional de Cruz Roja Española insiste en la combinación de la pandemia, la guerra y los fenómenos meteorológicos.
Por todo ello, las ONG subrayan la importancia de destinar más fondos para frenar este «extraordinario» aumento del hambre en el mundo. En este sentido, Save the Children ha lanzado la mayor campaña de recaudación de fondos de su historia.
Bajo el lema ‘Rompe con el hambre’ (#RompeConElHambre en redes sociales), la organización pide la colaboración ciudadana tanto con sus donativos individuales como pidiendo a los gobiernos que tomen medidas «urgentes» para combatir «una realidad que no debería ser aceptable para nadie».