Las conductas adictivas, según define la Cruz Roja, son el comportamiento humano que genera la necesidad de ser repetido, sin importar los daños que genera.
Por lo tanto, las conductas adictivas suprimen la capacidad de las personas de reflexionar sobre el perjuicio que producen algunos hábitos como el fumar. Las consecuencias negativas pueden medirse a nivel físico o psicológico en las personas que padecen estas conductas o en las de su entorno inmediato. Por esa razón, los organismos multinacionales han emprendido campañas para prevenir estas conductas o tratarlas adecuadamente en las personas que ya las padecen.
Tratamiento de las conductas adictivas en Mallorca
Oscar Remiro Esteban es psicólogo general colegiado, y tiene su consulta en Mallorca. Baleares Psicología atiende diversos trastornos como los de personalidad, conducta alimentaria, depresión, ansiedad, ataques de pánico, estrés, fobias, baja autoestima, problemas de adaptación, obsesiones o cualquier otro que suponga deterioro en lo social, laboral o en cualquier área de funcionamiento de la persona. La atención de las conductas adictivas es otra de las especialidades de este especialista.
Señala que este tipo de conductas se dividen en dos grandes grupos. El primero de ellos está conformado por las conductas adictivas químicas, que son las generadas por algún tipo de sustancia. Puede ser el alcohol, el tabaco, el cannabis, los opiáceos, la cocaína o el fentanilo, por citar solo algunas.
En el segundo grupo están las conductas adictivas comportamentales. Estas se relacionan con hábitos que estimulan la producción de ciertas sustancias potencialmente adictivas en el cerebro con solo ponerlos en práctica. Aquí se incluyen trastornos como la ludopatía, las compras compulsivas, la adicción al sexo o la necesidad de ‘likes’ en redes sociales.
Todas las conductas adictivas son peligrosas
Este profesional asevera que todas las conductas adictivas son peligrosas y por eso requieren una asistencia profesional adecuada. Aunque el tipo de adicción puede ser diferente, la raíz del problema tiene el mismo origen: tanto en las químicas como en las comportamentales la base neurológica reside en el secuestro del sistema de recompensa del cerebro.
Como explica Óscar Remiro, cuando esto ocurre se incrementa el nivel de tolerancia del cerebro para obtener esa recompensa. En pocas palabras, cada vez el paciente requerirá una dosis mayor de lo que le produzca placer para sentirse satisfecho. Dicho esto, este especialista aclara que las conductas adictivas no son un problema moral o un vicio. Constituyen una enfermedad que debe ser tratada como tal.
En ese sentido, el primer paso es el reconocimiento del problema en una etapa temprana. Esto quiere decir estar alerta ante la sospecha de cualquier conducta adictiva, como por ejemplo pasar demasiado tiempo en redes sociales o delante de un videojuego. Es de suma importancia detener esta clase de conductas lo antes posible al advertir este tipo de señales en nosotros mismos o en alguien de nuestro entorno, ya que es una enfermedad progresiva que se agravará si no se atiende, por lo que resulta crucial recibir ayuda profesional a la mayor brevedad.