La sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha condenado a la prisión permanente revisable a Jorge Ignacio P.J., autor del asesinato de la joven valenciana Marta Calvo, cuyo cuerpo todavía no ha aparecido. Además, ha elevado a 140.000 euros la indemnización que debe pagar a sus padres en concepto de responsabilidad civil por el asesinato de su hija.
También ha confirmado el Supremo una pena de 137 años de prisión por la muerte de las otras dos mujeres, Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, y el intento de otras seis más durante los encuentros sexuales que mantuvieron con Jorge Ignacio con consumo de cocaína entre junio de 2018 y noviembre de 2019.
De esta forma, el tribunal ha estimado parcialmente el recurso de las acusaciones particulares contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) que, al igual que un tribunal del jurado de la Audiencia de Valencia, impuso una sola pena para los tres asesinatos consumados y no aplicó la prisión permanente revisable que solicitaron las acusaciones por el asesinato de Marta Calvo –joven que desapareció en noviembre de 2019 tras quedar con el condenado–, que era el tercero cometido.
La Sala considera que cabe imponer esta pena máxima de prisión por un tercer crimen a los «asesinos en serie» que, en un mismo proceso, juicio y sentencia tengan dos condenas previas por asesinato, como ocurre en este caso. El tribunal concluye que se dan los requisitos del artículo 140.2 del Código Penal que prevé la imposición de la pena «al reo de asesinato que hubiera sido condenado por la muerte de más de dos personas»: un crimen más dos anteriores.
En síntesis, señala el tribunal, los hechos probados describen que el condenado se citaba con las mujeres para, a cambio de un precio, mantener relaciones sexuales, pero les introducía cocaína en grandes cantidades por sus órganos sexuales en contra de su voluntad y sin su consentimiento. Ello les provocó la muerte a las tres víctimas y estuvo a punto de hacerlo con otras seis que pudieron salvar su vida al desplazarse a centros hospitalarios antes de que la cocaína provocara el efecto que causó en las tres mujeres a las que mató.