Los avisos de Rusia sobre la supuesta utilización de armas radiológicas, más conocidas como bombas sucias, en Ucrania, negados por las principales autoridades ucranianas, han alimentado el temor a una escalada nuclear en el conflicto, en la medida en que se trata de un artefacto que incluye entre sus componentes material radioactivo.
Kiev teme que Moscú esté ya buscando excusas para subir un peldaño más, habida cuenta de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha agitado en más de una ocasión la amenaza a un ataque nuclear, de consecuencias imprevisibles tanto para la región como para el mundo.
La bomba sucia tiene como principal elemento explosivos comunes, como la dinamita, pero incluye también perdigones o polvo radioactivo. La detonación del artefacto conlleva que el material asociado se esparza en la zona cercana, aunque en ningún caso generaría una explosión de una magnitud equiparable a las de una bomba nuclear, ni tampoco la ‘nube de hongo’ que se asocia, por ejemplo, a los casos de Hiroshima y Nagasaki.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos establecen como «principal peligro» de una bomba sucia la explosión en sí, que puede causas daños en la zona aledaña. La exposición a los materiales radioactivos «probablemente» no supondrían un riesgo de enfermedad grave, a excepción de aquellas personas que estén «muy cerca» de la explosión.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) concluyó hace dos décadas que «el impacto más grave» de un arma radiológica sería «el pánico y las alternaciones sociales» que provocaría la detonación, equiparable en sus efectos a «un acto de terrorismo».
De hecho, durante las últimas décadas el principal temor de los expertos es que los grupos terroristas puedan utilizar este tipo de armas, como ya quedó de manifiesto en a mediados de la década de los noventa en Chechenia. A esta república rusa corresponden los dos únicos intentos documentados de uso de bombas sucias.
Los CDC advierten, en cualquier caso, de que el polvo y el humo sí puede esparcirse y ser peligroso en caso de inhalación, por lo que las autoridades norteamericanas recomiendan permanecer en lugares cerrados o, en caso de estar en el exterior, cubrirse nariz y boca con algún tipo de prenda. También desaconseja tocar objetos que puedan estar contaminados.
El consumo de yoduro de potasio es recomendable en el caso de contaminación radioactiva –por ejemplo tras un accidente en una central nuclear–, pero los CDC no lo ven como una prioridad en el caso de las bombas sucias, ya que no hay forma de conocer de primeras la composición del artefacto y puede ser contraproducente.
Asimismo, tampoco creen que el consumo de agua o alimentos en el área cercana a la bomba sucia suponga un riesgo. No obstante, por prevención, recomienda no beber ni ingerir nada que hubiese estado expuesto al aire libre.