A raíz de las protestas de los agricultores, quienes reivindican, entre otras demandas, un precio más justo por la venta de sus productos y una menor diferencia con el precio en los supermercados, surge la pregunta de qué factores influyen en el coste de los alimentos y qué margen de beneficio se llevan realmente las cadenas de alimentación.
Según datos de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), que engloba a empresas como El Corte Inglés, Carrefour o Alcampo, entre otras, las grandes empresas de distribución tienen de media un margen neto sobre ventas del 2,5%.
En concreto, de cada 100 euros facturados, el beneficio final es de 2,5 euros.
Pero entonces, ¿por qué hay una diferencia importante entre los precios de origen y destino? La evolución de los precios de origen, es decir, lo que perciben los productores, y los precios de destino (el coste de venta en las tiendas) ayuda a analizar tendencias de los mercados, que pueden atender a distintas circunstancias, como pueden ser una crisis de costes, una sequía, una mala o buena cosecha, un repunte o caída de la demanda o un shock en los mercados internacionales, entre otros.
«En ningún caso esa diferencia muestra el margen del último eslabón de la cadena», señala la patronal de la gran distribución, que explica que los productos en los lineales valen más porque hay una agregación de servicios y valor para el consumidor: clasificación; transporte; almacenamiento; gestión de stock en tiendas; prevención del desperdicio; cadena de frío; control seguridad alimentaria; envase y presentación o información al consumidor.
Por tanto, aparte de lo mencionado anteriormente, hay que añadir unos costes como alquileres, nóminas, energía y suministros, seguridad, limpieza, etc. Sin olvidar el pago de impuestos, salarios y cotizaciones.
PRINCIPALES CLIENTES DEL SECTOR PRIMARIO
¿Quiénes son los principales clientes del sector primario? De media, en torno al 50% de la producción agrícola se destina directamente a la exportación.
En segundo lugar, aparece la industria alimentaria y a continuación los canales de distribución de alimentos frescos, en los que se incluye la distribución organizada, mercas y mayoristas, comercio tradicional y horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías).
Anged ha resaltado que es «importante situar bien el papel que puede jugar la distribución comercial, como uno de los principales clientes del sector primario, pero no el único ni más destacado en el caso de muchas producciones».
Tal y como ha indicado la asociación, sus empresas asociadas, debido a su dimensión, compran sobre todo a cooperativas y grandes productores que representan la parte más organizada del sector.
AGRAVANTES CRISIS DE COSTES
Según Anged, la crisis de costes del sector se ha visto agravada por varios factores, entre los que destacan tres principalmente: aumento de la presión fiscal, nuevas inversiones en materia ambiental y nuevos costes de gestión.
En concreto, el incremento de la presión fiscal se ve reflejado en un nuevo impuesto al plástico, así como en la subida de impuestos de los gases para la refrigeración de alimentos, el aumento de las cotizaciones sociales, los recargos en el IVA de bebidas azucaradas y el impuesto de grandes establecimientos comerciales en cinco comunidades autónomas.
A esto se suman las inversiones en cuanto al medio ambiente, materializadas por ejemplo en las obligaciones de reutilización de envases y servicio de retorno, la reserva del 20% de la tienda para la venta a granel o los objetivos de prevención de envases más exigentes que la Directiva Europea.
Por último, estarían los nuevos costes de gestión, declara la asociación.
Entre ellos se encuentran la inscripción y el registro de envases, los etiquetados desarmonizados con la UE o la aplicación de las lenguas cooficiales.