El funeral del duque de Edimburgo celebrado el pasado fin de semana en el castillo de Windsor (Reino Unido) suponía la primera aparición pública de los príncipes William y Harry desde que este último concediera una polémica entrevista a Oprah Winfrey donde se acusaba a la Casa Real británica de racismo.
Se sabe que que las palabras que Meghan Markle dedicó a la familia de su marido solo aumentaron la tensión entre los hermanos, por lo que el reencuentro había generado una máxima expectación. Algunas de estas declaraciones sobre todo las que señalaban un supuesto racismo dentro de la monarquía fueron respondidas por la reina Isabel II a través de un comunicado real.
Sin embargo, el pasado fin de semana dejaron de lado sus supuestas diferencias para formar parte de la procesión que acompañó el féretro de su abuelo por los terrenos del castillo de Windsor. Aunque llegaron a la capilla de San Jorge caminando separados por su primo Peter Philips, a la salida del templo sí se les pudo ver juntos e intercambiando unas palabras en presencia de la duquesa Kate.
En vista del revuelo que había causado la reunión de los hermanos, no resulta sorprendente que se haya recurrido a la lectura de labios para intentar descubrir qué se dijeron durante los breves instantes en que se quitaron las mascarillas que utilizaron todos los asistentes. En realidad, se trata una práctica habitual en los eventos de la realeza que permite intuir de qué hablan cuando creen que nadie les está escuchando.
Según el portal Page Six, William le comentó a su hermano que el servicio religioso había sido “maravilloso”, a lo que Harry respondió “ha sido como él quería”, refiriéndose a su abuelo, el príncipe Felipe. El primero le dio entonces la razón a su hermano y también comentó que la música le había parecido muy bonita.