Regeneractiva habla de la prevención de las lesiones de ligamento cruzado anterior

Remitido

Las lesiones de ligamento cruzado anterior (LCA) son un problema común tanto en el mundo del deporte como en actividades laborales y pueden afectar a personas de todas las edades y niveles de actividad física. Estas lesiones pueden ser devastadoras y poner fin a la carrera deportiva de un atleta si no se tratan adecuadamente.

En este artículo, se explora cómo se producen las lesiones de LCA, los diferentes tratamientos disponibles, los pasos para la recuperación y las estrategias de prevención clave:

¿Cómo se produce una lesión de ligamento cruzado anterior?

El ligamento cruzado anterior es una banda de tejido fuerte y resistente que se encuentra en la rodilla y juega un papel crucial tanto en la estabilidad como en la capacidad de control de esta articulación.

Las lesiones de LCA suelen ocurrir en situaciones en las que la rodilla está sometida a un estrés repentino y excesivo, sobre todo cuando la pierna está en apoyo y se somete a una torcedura en valgo (“metiendo la rodilla hacia dentro”) o con una torsión de la pierna hacia afuera con torsión interna del muslo, con la rodilla en flexión.

Algunas de las causas más comunes de lesiones de LCA incluyen:

Lesiones deportivas

Cambios de dirección bruscos: Movimientos repentinos, como giros o cambios de dirección durante deportes como el fútbol, baloncesto, balonmano o rugby, pueden ejercer una gran tensión en el LCA.

También son frecuentes las lesiones en los deportes de nieve, debido a la fuerza de torsión de la rodilla que se incrementa por la longitud de los esquís.

Contacto directo: Un golpe en la rodilla o en la pierna, desplazando esta hacia anterior puede dañar el LCA.

Aterrizajes incorrectos: Saltos y aterrizajes incorrectos en deportes como el baloncesto y el voleibol pueden aumentar el riesgo de lesiones de LCA.

Actividades cotidianas

Torsiones inesperadas

Una caída o un giro inesperado en la vida cotidiana puede causar una lesión en el LCA. Los síntomas de una lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) pueden variar en intensidad según la gravedad de la lesión.

Algunos de los síntomas más comunes de una lesión del LCA incluyen:

Dolor en la rodilla: El dolor es uno de los síntomas más notorios y suele ser inmediato después de la lesión. Se puede sentir un dolor agudo en la rodilla que puede empeorar al intentar moverla.

Inestabilidad articular: La sensación de que la rodilla se «mueve» o «falla» al apoyar puede ser un síntoma característico de una lesión del LCA. Se puede sentir que la rodilla no es tan estable como antes y que se desplaza incontrolablemente.

Derrame articular: Si el traumatólogo lo tiene que extraer mediante punción para aliviar la presión y el líquido es rojo (“hemático”), es probable que se trate de una lesión del LCA, aunque puede tener otras causas.

Sonido de «Chasquido» o «Estallido»: Algunas personas informan que escuchan un sonido de «chasquido» o «estallido» en la rodilla cuando se produce la lesión.

Limitación en el rango de movimiento: La lesión del LCA puede dificultar la capacidad de estirar y flexionar completamente la rodilla, lo que limita el rango de movimiento.

Dificultad para caminar: El dolor y la inestabilidad pueden hacer que caminar sea incómodo o difícil. 

Es importante tener en cuenta que la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente

En algunas lesiones de LCA, los síntomas pueden ser relativamente leves, mientras que en otras, pueden ser muy incapacitantes.

Si se experimentan cualquiera de estos síntomas después de una lesión en la rodilla, es fundamental buscar atención médica de inmediato para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento. 

Tratamientos para las lesiones de ligamento cruzado anterior

El tratamiento de una lesión de LCA depende de la gravedad de la lesión y de las necesidades específicas del paciente. Los enfoques de tratamiento pueden dividirse en dos categorías principales: tratamiento conservador y cirugía.

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador es una opción para lesiones de LCA de menor gravedad en los que la avulsión del ligamento no es completa, dado que el LCA tiene cierta capacidad de regeneración en algunas condiciones. 

Incluye la combinación de terapias como:

Terapias biológicas: en lesiones parciales, la infiltración guiada con rayos x o ecografía de plasma rico en factores de crecimiento (“PRP”) o células madre mesenquimales (en general se extraen del hueso de la pelvis del propio paciente: concentrados de aspirado de médula ósea o “BMAC”)

Fisioterapia: Los fisioterapeutas trabajan en estabilizar la rodilla y fortalecer los músculos circundantes para mejorar la estabilidad y la funcionalidad.

Terapia de ejercicios: Los ejercicios específicos pueden ayudar a mejorar la fuerza y la flexibilidad de la rodilla.

“Bracing»: El uso de un soporte o rodillera puede proporcionar estabilidad adicional a la rodilla durante la regeneración del ligamento

Cirugía

La cirugía suele ser necesaria para lesiones de LCA completas o para atletas que desean volver a la competición a un nivel alto. Los procedimientos quirúrgicos comunes incluyen:

Reconstrucción del LCA: Se reemplaza el LCA dañado con un injerto de tejido de otra parte del cuerpo o de un donante. La elección de la plastia a utilizar depende de la actividad deportiva para el paciente: en algunos, como los futbolistas, se prefiere la extracción del tendón rotuliano junto con pastillas óseas, mientras que en otros como en los saltadores se prefiere el uso de plastias de isquiotibiales.

Cada vez son más usadas las plastias de tendón cuadricipital por su buena tolerancia clínica.

Reparación del LCA: en algunos casos se puede reparar el LCA dañado en lugar de reemplazarlo. Las terapias biológicas son de gran utilidad en estos casos para mejorar la curación (PRP, BMAC, mallas o cintas de colágeno)

Tratamiento de lesiones asociadas: frecuentemente al lesionarse el ligamento cruzado anterior se lesionan otras estructuras que hay que reparar: mensicos, lesiones osteocondrales u otras lesiones ligamentosas, sobre todo el ligamento lateral interno.

No existe una única forma de tratamiento. La elección entre cirugía y tratamiento conservador siempre se basa en la evaluación de un médico especializado y en la discusión con el paciente sobre sus objetivos y necesidades individuales.

Recuperación de una lesión de ligamento cruzado anterior

La recuperación de una lesión de LCA es un proceso gradual y requiere dedicación por parte del paciente. A continuación, se detallan las etapas típicas de recuperación:

Etapa inicial

Reposo y protección: La rodilla necesita tiempo para sanar, por lo que se requiere un período de reposo y el uso de dispositivos de protección como muletas. 

Control del dolor e inflamación: Se pueden recetar medicamentos para aliviar el dolor y modular la inflamación.

Rehabilitación

Fisioterapia: Un programa de fisioterapia personalizado es esencial para restaurar la fuerza, la flexibilidad y la funcionalidad de la rodilla.

Inicialmente, es fundamental conseguir la extensión de la rodilla completamente de forma precoz.

Ejercicios específicos: Se realizan ejercicios de fortalecimiento y estabilidad bajo la supervisión del fisioterapeuta. En una segunda etapa, se consigue la flexión deforma progresiva y se realizan ejercicios de potenciación de isquiosurales. Finalmente, se recupera la propiocepción. Esta recuperación se sigue mejorando hasta pasado el año del inicio del tratamiento.

Regreso gradual a la actividad: Incluye la reintroducción a la actividad física, donde el paciente trabaja junto con su médico y fisioterapeuta para volver gradualmente a las actividades deportivas o físicas y el monitoreo continuo, en el cual la rodilla debe ser monitoreada de cerca para asegurarse de que esté lista para el regreso completo a la actividad.

Prevención de lesiones de ligamento cruzado anterior

En los últimos años, en relación con el incremento de la actividad deportiva en general, se ha producido un incremento en este tipo de lesiones, sobre todo en la población femenina, puesto que las chicas son más propensas a la lesión del LCA por su disposición mayor de las rodillas en “valgo” (piernas en forma de “X”) y a su mayor laxitud ligamentosa, influida por factores hormonales.

Es por ello que es fundamental el desarrollo de programas de prevención, sobre todo en practicantes de deportes con saltos y cambios de dirección.

Algunas estrategias efectivas de prevención incluyen:

Ejercicios de fortalecimiento

Fortalecimiento de los músculos del muslo:

Ejercicios para fortalecer los músculos cuádriceps y sobre todo los isquiotibiales pueden ayudar a estabilizar la rodilla.

Entrenamiento del core: Un núcleo fuerte contribuye a la estabilidad general del cuerpo.

Entrenamiento de la “propiocepción”: es la capacidad de sentir la posición del cuerpo. Esta capacidad puede mejorarse con el entrenamiento, evitando malas posturas que favorezcan la lesión.

Técnica adecuada

Técnicas de aterrizaje seguras: Aprender a aterrizar correctamente después de saltar o caer puede reducir el riesgo de lesiones de LCA.

Calentamiento y estiramiento

Calentamiento adecuado: Un calentamiento apropiado antes de la actividad física puede preparar los músculos y reducir el riesgo de lesiones.

Estiramientos: Estirar los músculos antes y después del ejercicio puede mejorar la flexibilidad y la movilidad de la rodilla.

¿Uso de equipo protector?

Rodilleras: En general, no se deben utilizar rodilleras para prevenir lesiones del ligamento cruzado anterior.

El uso de rodilleras de protección puede ser recomendable tras la lesión de otros ligamentos como el ligamento colateral interno, pero no para el ligamento cruzado anterior, en general.

Conclusión

Las lesiones de ligamento cruzado anterior son un desafío común para los atletas y las personas activas. Sin embargo, con la atención adecuada y el tratamiento apropiado, muchas personas pueden recuperarse completamente y volver a sus actividades favoritas. La prevención juega un papel fundamental en la reducción del riesgo de lesiones de LCA, por lo que es esencial que los atletas y aquellos que participan en actividades físicas se eduquen sobre las estrategias de prevención y se centren en fortalecer la rodilla y mejorar su técnica. 

Siempre es importante consultar a un especialista en medicina regenerativa y traumatología deportiva para una evaluación adecuada y un plan de tratamiento personalizado.

La salud de las rodillas y la capacidad para disfrutar de una vida activa y deportiva están en juego.

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