República Checa se impuso (0-2) este domingo a Países Bajos en la ronda de octavos de final de la Eurocopa 2020 para citarse con Dinamarca en cuartos, con los goles de Holes y Schick en la segunda parte ante una mala versión de la ‘Oranje’, con la complicación añadida que le supuso la roja a Matthijs de Ligt en el minuto 55.
Los checos se permiten soñar después de eliminar a una de las favoritas en el Puskas Arena de Budapest. No venía entre las candidatas más serias Países Bajos, pero después de su gran primera fase se había ganado su respeto. Sin embargo, a los de Frank de Boer les salió el peor partido en el momento de la verdad.
Desparecieron Frenkie de Jong y Wijnaldum en el centro del campo y tampoco hubo pólvora arriba. Los de Jaroslav Silhavy esperaron su momento, sin sufrir atrás y viendo las cosquillas al rival. En la reanudación hubo un punto de inflexión. Malen, con un autopase perfecto, desaprovechó un mano a mano ante Vaclik, con tiempo para pensar y ejecutar hasta topar con el meta checo.
En la siguiente jugada, en el otro lado del campo, De Ligt se hizo un lío ante su peor enemigo, Patrik Schick, y para impedir su camino a portería cortó el balón con la mano. De primeras, el colegiado le sacó amarilla, pero tras el toque de atención del VAR cambió su decisión por la roja. La expulsión sacó del partido a Países Bajos y los checos dieron un paso al frente.
Lo más peligroso era el balón parado, y de ahí sacaron el 0-1, con una falta que casi parecía un córner y dos remates de cabeza en área pequeña, el segundo para dentro de Holes. Así de mal estaba Países Bajos, achicando balones, y de bien una República Checa que leyó a la perfección cada momento del partido.
Los de De Boer tuvieron que irse arriba y sin generar apenas peligro ni encontrar a un Depay desaparecido, lo que encontraron fue la sentencia de Schick, con su cuarto gol en la Eurocopa. La República Checa se ve entre los ocho mejores, como en 2012, y soñando con igualar a la selección que alcanzó la final en 1996.