La cantante Rozalén, que este miércoles actuaba en Toledo dentro de su programa de feria, ha pedido que «las fiestas siempre sean un lugar para estar a salvo», en alusión a los pinchazos que muchas mujeres del país están sufriendo en ambientes de ocio nocturno.
Así lo ha reclamado la cantante albaceteña, después de entonar ?La puerta violenta’ ante un abarrotado Paseo de Merchán, formado en gran parte por un público familiar, que demuestra que su música, cargada de mensajes sociales, rompe barreras generacionales.
Aunque «jugaba en casa», la albaceteña salió al escenario «nerviosa» por volver a Toledo. «Esta ciudad es mi padre. Hoy ha venido a verme mucha gente que le quería», contó una Rozalén emocionada que, además de recordar los años vividos en la ciudad por el trabajo de su progenitor, desveló que fue en la capital regional donde conoció a Beatriz Romero, su inseparable intérprete de lenguaje de signos.
Relató que fue antes de emprender viaje a Bolivia como «jóvenes cooperantes», programa del Gobierno de Castilla-La Mancha que durante años propició la participación de miles de jóvenes de la región en proyectos de cooperación al desarrollo.
Quizá esa fuese la llama que prendió en la cantautora castellanomanchega, creadora de ‘La Línea’, tema de su último álbum ‘El árbol y la vida’, con el que denuncia la «deshumanización» de la sociedad a la hora de mirar el drama de la inmigración ilegal.
Fue en este punto en el que citó a la poeta uruguaya, Premio Cervantes, Cristina Peri Rossi, y a su libro ‘Estado de exilio’, para asegurar que la gente «no abandona su país por gusto» y que «partir siempre es partirse en dos».
En el repertorio que la albaceteña desplegó delante de la Puerta de Bisagra, y en clave social, tampoco faltó ‘Justo’, tema que introdujo recitando a Miguel Hernández y con el que recuerda a los desaparecidos de la Guerra Civil; ‘La puerta violeta’, que se ha convertido en himno contra la violencia de género, o su reciente ‘Agárrate a la vida’, con el que visibiliza el suicidio y la salud mental.
«¿Cuantas malas madres han venido esta noche?» preguntó también antes de entonar el tema que da voz a esas progenitoras que no quieren renunciar a sus sueños y planes, logrando que buena parte del público femenino se hiciera presente.
Con un amplio abanico de canciones y ritmos, que saltó de la música dance al pasodoble, pasando por la ranchera, la albaceteña derrochó color y simpatía y puso el punto y final a casi dos horas de concierto con ‘El paso del tiempo’, que ratifica, como dice la letra, que «llena está de vida».