Los recientes nombramientos en la dirección del PSOE acometidos por el secretario general, Pedro Sánchez, buscan unificar la acción del Gobierno y del partido con la llegada a Ferraz de varios ministros en puestos importantes de la Ejecutiva. Así, la titular de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero será la nueva ‘número dos’ en sustitución de Adriana Lastra y la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, ha sido elegida nueva portavoz de la Ejecutiva Federal.
Al frente del grupo socialista en el Congreso, Sánchez ha situado al diputado y exlehendakari, Patxi López, que será sustituido en la Ejecutiva por otro ministro, el de Cultura y Deporte Miquel Iceta, que se incorpora al órgano de dirección. La nueva cúpula queda cerrada con la ratificación de Santos Cerdán como secretario de Organización, que finalmente mantiene su puesto.
De este modo Sánchez sitúa en Ferraz a varios colaboradores de confianza que ya formaban parte del Gobierno para intentar que la acción y el mensaje del Ejecutivo y del partido sigan la misma línea y estén lo más coordinados posibles.
La última derrota en las elecciones andaluzas del pasado 19 de junio en las que sufrió el peor resultado histórico al caer hasta los 30 escaños, desencadenó las críticas hacia la política de comunicación del partido y varias voces expresaron que Ferraz no estaba siendo capaz de comunicar los logros del Ejecutivo ni tampoco combatir al PP con eficacia.
Sin embargo, en el PSOE no solo están preocupados por la comunicación y también ponen el foco en la relación con los socios, que se hará más complicada en lo que queda de legislatura, según advertía esta semana un importante cargo de la Ejecutiva. En este sentido, esperan que la llegada de López a la portavocía del Congreso encarrile la relación con los socios de investidura, necesaria para el año y medio que resta hasta las próximas generales.
Se trata de evitar sofocos como el que sufrieron con la aprobación de la reforma laboral que salió adelante por el voto del diputado del PP Alberto Casero que se equivocó en el voto telemático.
Con esta remodelación del partido, desencadenada tras la dimisión de Lastra como vicesecretaria general a principios de esta semana, Sánchez busca poner el partido a punto antes de las vacaciones de verano y llegar a septiembre preparado para remontar al PP, que le ha superado en los últimos comicios autonómicos –Andalucía, Castilla y León y Madrid–.
También después del vuelco en las encuestas, que muestran la trayectoria ascendente del nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, desde que asumió la presidencia del partido el pasado mes de abril. De hecho, el último observatorio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizado en julio, sitúa al PP por encima del PSOE por primera vez.
Sánchez por tanto estrecha el círculo de colaboradores y cierra la brecha entre Ferraz y La Moncloa al situar a dos de sus ministras con un perfil político más marcado. María Jesús Montero forma parte del Ejecutivo de Sánchez desde el inicio y ya asumió la portavocía del Gobierno entre enero de 2020 y julio de 2021, cuando dio paso a Isabel Rodríguez.
Pilar Alegría, aunque menos conocida por los ciudadanos, también tiene una trayectoria amplia en el partido y fue Delegada del Gobierno en Aragón, antes de dar el salto al Consejo de Ministros en la remodelación que Sánchez acometió el pasado verano.
De este modo, Sánchez sigue dando más poder a perfiles que en el pasado reciente pertenecían a otros sectores del PSOE. Alegría fue la portavoz de Susana Díaz en las primarias de 2017 que finalmente ganó Sánchez contra todo pronóstico y con el aparato del partido en contra.
Patxi López, por su parte, fue colaborador de Sánchez hasta que se vio obligado a dimitir en 2016, aunque unos meses después se distanció de él al presentarse a las citadas elecciones primarias, en las que quedó en tercer lugar por detrás del actual presidente del Gobierno y de Susana Díaz.