El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viaja este jueves a Trípoli con el doble objetivo de buscar oportunidades de negocio para las empresas españolas ahora que parece que se recupera la estabilidad en Libia así como para trasladar el apoyo a las nuevas autoridades del país, que tendrá su máxima expresión con la reapertura de la Embajada española.
La visita de Sánchez se produce en un momento en que el país parece estar dejando atrás la división de los últimos años, después de que en marzo echara a andar un nuevo Gobierno unificado, cuyo cometido principal es llevar al país a la celebración de elecciones a finales de este año.
Libia está ante un «periodo de esperanza y oportunidades», considera el presidente del Gobierno en un artículo de opinión publicado en ‘La Vanguardia’ antes de su viaje, en el que irá acompañado de una delegación de empresarios.
España, ha dicho el presidente, «apoya esta transición hacia la estabilidad» y por ello militares españoles participarán en el mecanismo de observación y verificación del alto el fuego que aprobó el pasado mes de abril el Consejo de Seguridad de la ONU.
El Gobierno de unidad con sede en Trípoli y apoyo de la comunidad internacional y el Ejecutivo rival con base en el este y que contaba con el respaldo del general Jalifa Haftar llegaron a un acuerdo de alto el fuego el pasado octubre, que preveía un mecanismo de observación. Dichos observadores se desplegarán bajo el paraguas de la Misión de la ONU en Libia (UNSMIL) y no irán armados.
Además, ha añadido Sánchez, España quiere seguir trabajando en labores de desminado y contribuir a que se puedan celebrar «elecciones libres e imparciales» en el país, «esenciales» para avanzar en la «normalización política» una década después del caos en que quedó sumido el país tras la ‘Primavera Árabe’ y la caída de Muamar Gadafi. Tienen que ser los libios quienes decidan su futuro «sin injerencias externas», ha defendido.
Según el presidente, España tiene «mucho que ofrecer» al país norteafricano, en particular la experiencia de la Transición y la capacidad de las empresas españolas en sectores clave para la diversificación económica de Libia. Pero al mismo tiempo también tiene «mucho que ganar», principalmente si el país recupera la estabilidad, puesto que «la estabilidad en el Mediterráneo y en el Sahel es una prioridad estratégica para España».
Estos serán a buen seguro los temas que aborde el presidente del Gobierno en sus encuentros con el nuevo primer ministro libio, Abdulhamid Debaiba, así como con el presidente del Consejo Presidencial, Mohamed Menfi, en sus cargos desde mediados de marzo.
ENCUENTRO EMPRESARIAL
Con el primero está previsto además participar en un encuentro empresarial en el que se abordará la cooperación y el papel que las empresas españolas pueden desempeñar en la reconstrucción y el desarrollo de Libia, así como la firma de varios memorandos de entendimiento, según ha informado Moncloa.
Sánchez viajará en esta ocasión acompañado de representantes de varias empresas españolas –Indra, Repsol, Aertec, Triarena, IDOM, Navantia, Instituto IMO/Grupo Miranza y HM Hospitales–.
Según ha resaltado en su artículo, hay un interés de las empresas españolas en contribuir a la «diversificación económica» de Libia, más a allá de los hidrocarburos, en los que Repsol ya está presente y es uno de los principales actores en el sector petrolero.
Así, ha resaltado la necesidad que tiene el país y las oportunidades existentes en otros sectores como las infraestructuras y la construcción, la sanidad o las energía renovables, en los que España cuenta con empresas punteras.
REAPERTURA DE LA EMBAJADA
Por último, uno de los puntos clave de la visita de Sánchez será la reapertura de la Embajada española, cerrada en 2014. Con ello, el embajador, Francisco Javier García-Larrache, nombrado el pasado mes de julio, podrá trasladarse a Trípoli, tras haber estado ejerciendo sus funciones desde el vecino Túnez.
Según Sánchez, la reapertura de la Embajada es «más que un gesto simbólico de apoyo al proceso de transición» ya que busca recuperar la «plena capacidad operativa» de la legación diplomática y los servicios consulares para ponerlos «a disposición de la relación bilateral».
En opinión del presidente del Gobierno, Libia está en un punto de inflexión en el que debe dejar atrás «años de división y guerra y trabajar para la reconciliación y la concordia», por lo que ha animado a mirar al futuro «con esperanza y determinación» y ha reiterado la voluntad de España de acompañar al país en este proceso.