La ministra de Sanidad, Mónica García, ha presentado este lunes la campaña ‘Un verano de cuidado’ para prevenir los efectos del calor en la salud y crear una «cultura de calor» con el fin de que en todas las zonas de España, incluso en las que hasta ahora no hacía tanto calor como el norte, haya una conciencia real sobre los efectos nocivos de las altas temperaturas ya que «protegerse del calor es la mejor manera de disfrutar de un verano seguro».
«Hemos querido enfatizar en la idea de que protegerse del calor es la mejor manera de disfrutar de un verano seguro. El objetivo final de esta campaña y de insistir en el efecto de las altas temperaturas en la salud es crear en España una cultura de calor que nos permita prevenir estas olas de calor, que la población adopte unos hábitos de autoprotección y de cuidado que reduzcan el impacto del calor en su salud», ha afirmado García.
Así, la ministra ha explicado que es necesario que en las zonas de España más calurosas, como el sur, que «ya tienen una cierta cultura del calor», refuercen y renueven sus políticas, pero que también es necesario «trasladar esas políticas a aquellas zonas que tradicionalmente no eran tan calurosas en verano y que ahora, con el cambio climático, sí lo van a ser», como el norte de España.
«Las últimas evidencias científicas refuerzan la idea de que los planes de prevención tienen un efecto real sobre la disminución de la mortalidad asociada a los excesos de temperatura, pero también sabemos que estas acciones no son suficientes por sí solas y necesitamos políticas públicas robustas que incluyan la creación de refugios climáticos en nuestras ciudades y pueblos, la ampliación de las zonas verdes y la mejora de las infraestructuras urbanas que reduzcan el impacto del calor extremo», ha señalado García.
En este sentido, la ministra ha resaltado que «el cambio climático no solo es una crisis ambiental, sino también es una crisis de salud pública». «En este contexto, la campaña del Ministerio es una llamada al cuidado y a la protección de nosotros mismos y para aquellos que nos rodean especialmente las personas más vulnerables», ha declarado.
Asimismo, la ministra ha incidido en que, cada año, el calor extremo «mata a miles de personas y enferma a muchas más». Según las estimaciones del sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MOMO), en 2023 hubo 3.009 defunciones atribuibles al exceso de calor, y, en 2022, se rozaron las 5.000 muertes por calor.
«Sabemos además que las personas mayores de 74 años concentran el 90 por ciento de estas defunciones, lo que nos demanda, por supuesto, una mayor protección a la población más vulnerable. El verano pasado fue el verano más caluroso jamás registrado en el planeta y, en España, más de la mitad del mes de agosto estuvo bajo avisos de olas de calor», ha advertido la ministra.
Esta campaña nace bajo el lema ‘Protégete, hidrátate, refréscate y recuérdales’ con el fin de fomentar «la autoprotección individual y la autoprotección comunitaria» con hábitos como: la hidratación adecuada bebiendo agua «incluso cuando no se tiene sed», evitar la exposición al sol durante las horas más intensas, usar ropa adecuada y buscar refugio en lugares frescos.
«La campaña tiene como objetivo desarrollar una cultura de calor en la población y comunicar de una forma clara y efectiva los consejos para protegerse del calor ya que tener una cultura de calor reduce los efectos de las altas temperaturas en la población», ha explicado por su parte el responsable de salud y cambio climático en el Ministerio de Sanidad, Héctor Tejero.
Por su parte, el encargado de salud planetaria e inequidades en salud de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), Antonio Cabrera, ha destacado que, entre los efectos director del calor sobre la salud se encuentran: el agotamiento, los calambres, los golpes de calor, etc, así como el agravamiento de patologías previas como las cardiovasculares, pulmonares, renales, psiquiátricas y, el aumento de partos prematuros.
Así, ha detallado que existen dos tipos de factores de riesgo: personales, teniendo más impacto en las personas mayores de 65 años, y los lactantes y menores de cuatro años ya que «no son capaces de detectar cuando tienen que hidratarse», las embarazadas, las personas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares, Parkinson, diabetes, obesidad, tratamientos médicos, etc; y los factores ambientales, laborales y sociales que incluyen las personas que viven solas, en la calle, hacer deporte al aire libre, el tipo de vivienda, la contaminación atmosférica, etc.