Investigadores de IrsiCaixa, del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y del Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas (CSIC) han comenzado a trabajar en un proyecto con organoides de pulmón y cerebro, miniórganos diseñados en el laboratorio, que permitirán simular una infección por el SARS-CoV-2 lo más real posible.
El estudio se llevará a cabo con virus SARS-CoV-2 obtenidos directamente de pacientes, una alternativa que substituye a los virus artificiales por virus reales.
El objetivo final, según informó este miércoles laCaixa, es estudiar cómo afecta este virua a los órganos humanos y la efectividad de varios fármacos para frenar la infección. Esto se podrá llevar a la práctica gracias al uso de Inteligencia Artificial (IA), que permitirá determinar el grado de afectación de los miniórganos para infección y el papel de los fármacos en cada caso.
«El SARS-CoV-2 es un virus de transmisión aérea, por eso ha sido necesario adaptar las instalaciones de nivel de bioseguridad a estas particularidades y ofrecer la formación adecuada al personal investigador que venga a desarrollar proyectos, pero era necesario. Ahora, no sólo podemos estudiar mejor cómo se desarrolla la infección real, sino que estamos preparados para trabajar con otros virus similares», explicó el director del CMCiB, el doctor Pere-Joan Cardona.
«El hecho de llevar a cabo el estudio en organoides también hará que los resultados sean lo más similar posible a los que se podrían obtener en humanos, y eso es esencial», añadió el investigador ICREA en IrsiCaixa, el doctor Javier Martínez-Picado.
Los organoides, ya utilizados previamente en investigación, son miniórganos con un tamaño de pocos milímetros. En general, estos se generan a partir de células madre que tienen el potencial de formar cualquier órgano humano. En este caso, se convertirán en pulmón y cerebro.
«Analizaremos el efecto de la infección en células humanas mediante técnicas moleculares. Además, utilizaremos fotografías microscópicas de los organoides en cada fase del proceso de infección, las cuales utilizaremos para monitorizar la evolución de la infección mediante un algoritmo de Inteligencia Artificial. Así, este sistema reconocerá patrones de infección y podremos valorar rápidamente cuáles son los fármacos que están funcionando mejor», avanzó la doctora Sandra Acosta, del Instituto de Biología Evolutiva (IBE).