Los boxeadores españoles Martín Molina, Gabriel Escobar y Gazi Jalidov se unieron este martes a sus compatriotas Ayoub Ghadfa Drissi, Enmanuel Reyes Pla y José Quiles en los cuartos de final de los Campeonatos del Mundo de boxeo olímpico en categoría élite masculina, que se están celebrando en Taskent (Uzbekistán).
Así, los seis deportistas españoles ya están a una victoria de asegurarse medalla. Tan solo Johann Orozco, que regresaba al boxeo olímpico en esta competición, quedó apeado en la disciplina de -67 kg tras caer ante el mexicano Miguel Ángel Martínez, cuarto cabeza de serie.
El primer español en obtener su clasificación este martes fue Martín Molina (-51 kg), que tenía un combate duro ante el mongol Enkhmandakh Kharkhuu, de gran envergadura y muy ofensivo. El primer asalto, más estratégico por parte del español, resultó cerrado pero cayó del lado del asiático de modo mayoritario.
Eso obligó al actual campeón europeo a lanzarse al ataque franco y, aunque parecía que eso podría beneficiar a Kharkhuu, éste se vio sorprendido por la garra de su adversario, quien se anotó el segundo parcial. En el tercero, el egarense no se lo pensó y empleó la misma táctica, volviendo a ser el más certero.
En la sesión de la mañana también saltó al cuadrilátero Gazi Jalidov (-80 kg) para medirse al guyanés Desmond Amsterdam. Hubo un primer asalto disputado, donde los golpes más duros y claros fueron del español, conduciendo a un parcial intermedio de plena acción y con el americano quemando las naves.
No obstante, el riojano volvió a conectar las manos más contundentes y a mostrar mejor técnica, lo que posibilitó que en el definitivo asalto pudiera boxear sin tomar riesgos. Pese a esto, usando el ‘jab’ con acierto y favoreciéndose del desplome físico de su contrincante, Jalidov no necesitó vaciarse y consiguió el codiciado triunfo.
Gabriel Escobar (-54 kg) no lo había pasado bien en los últimos meses, perdiendo ritmo de competición. Sin embargo, frente al tayiko Meroj Zoidov no se amedrentó y desde el inicio exhibió explosividad, entrando con acciones rápidas y sufriendo varias contras en la salida, fruto de la longitud de brazos de su oponente.
Las anotaciones arbitrales fueron repartiéndose de modo que, en el inicio del definitivo asalto, un juez tendría que decidir quién era el ganador junto a los observadores, ya que era seguro el 3-2. El púgil español volvió a tomar las riendas, aunque ni mucho menos Zoidov se dejó dominar. Llegados al final, el empuje de Escobar fue favorecido.