Desde el 21 hasta el 29 de noviembre de 2020 se celebra la Semana Europea de la Reducción de Residuos, una jornada que busca promover en todos los habitantes del continente europeo una cultura mucho más ecológica, enfocada en la reutilización de productos que creemos que son desechos, pero que, en realidad, aún les queda mucha vida útil.
El eslogan de este año es ¡Residuos Invisibles!; y busca hacer saber a la población la cantidad de residuos que se producen en el proceso de fabricación de un producto. Por ejemplo, para fabricar un teléfono móvil inteligente que pesa menos de 200 gramos, se producen hasta 86 kilos de residuos, muchos de los cuáles no se pueden reciclar y acaban en vertederos e incineradores.
Por ello es importante alargar la vida útil de los productos. A cuántos de nosotros, se nos ha roto una lavadora o un frigorífico y nos han recomendado cambiarlo por otro nuevo «porque no merecía la pena arreglarlo». Pues bien, para tomar esta decisión, no solo hay que tener en cuenta el coste económico de la reparación, sino también la cantidad de residuos que ahorramos al planeta si lo reparamos, en vez de comprar uno nuevo.