Siete de cada diez jóvenes españoles (71%) creen de deben prohibirse los discursos de odio, tanto en las redes sociales como en el Parlamento, según recoge un estudio llevado a cabo por PlayGround, con la colaboración de la fundación Ashoka, ESIC University y Osoigo.
Este trabajo, bajo el título ‘El Futuro es Ahora’, desvela el ranking de las mayores preocupaciones de los jóvenes en España al tiempo que propone qué tipo de futuro desea construir la juventud en este momento crítico.
Los resultados se han obtenido a través de 89 preguntas, entre las que se encuentran ‘¿Cuánto crees que le importa a los políticos la opinión de los jóvenes a la hora de elaborar las políticas?’; ‘¿Cómo consideras que ha sido el desarrollo de tu aprendizaje en el sistema educativo actual?’; o ‘¿Cómo valorarías el nivel de concienciación y educación medioambiental que se da para atender y entender la emergencia climática?’.
Estas y otras cuestiones se les ha planteado a 13.587 jóvenes españoles de entre 16 y 34 años residentes en 51 municipios del ámbito rural y urbano, durante el segundo trimestre de 2021.
A través de este procedimiento se ha determinado que las tres principales preocupaciones de la mayoría de jóvenes españoles encuestados tienen que ver con el difícil acceso al mercado laboral y a la vivienda y la mala calidad del empleo.
UNA GENERACIÓN «SIN ILUSIÓN» POR EL FUTURO
Para la investigadora y corresponsable del análisis de los datos, Emilia Morales, esta encuesta «viene a corroborar la imperiosa necesidad de los jóvenes de tener unas condiciones de vida dignas y de ser escuchados por la clase política». Su compañero en este análisis, el periodista, Alberto Alonso, cree que, a tenor de estos datos, «en España hay una generación que no puede mirar al futuro con ilusión» y que «sabe perfectamente que lo que le espera no va a ser una vida más cómoda que la de generaciones anteriores».
Así, explican las entidades implicadas en este estudio, el 93% de los 13.587 jóvenes españoles encuestados afirma que hay «muy poca oferta laboral para jóvenes entre 18 y 25 años» y uno de cada tres señala la vivienda como una de sus mayores preocupaciones.
Otra de sus preocupaciones (92%) son los problemas de índole social y, especialmente la desigualdad de género entre hombre, mujeres, personas trans, no binarias, andróginas y género fluido.
De hecho, solo la mitad de las opiniones recogidas, el 51%, reconocen que España es un país que ha hecho importantes reformas a favor de la reducción de las desigualdades.
SIN PLANIFICACIÓN EN MATERIA MEDIOAMBIENTAL
En cuanto a las políticas y concienciación medioambiental, el 85 piensa que se planifica poco o nada la acción contra la emergencia climática a largo plazo y el 75% cree que es insuficiente el nivel de conciencia medioambiental en España. Entre estos últimos, el 85% cree que el país «no planifica lo suficiente» en esta materia.
La educación es también otra de sus preocupaciones, según el estudio, y en este caso la mayoría, un 93%, piensa que el planteamiento general del sistema educativo público actual debe mejorar para adaptarse a sus necesidades de futuro.
Además, existe una generalizada preocupación relativa a la salud mental (aparece en al menos el 63% de las respuestas analizadas relativas a la sanidad); y, los autores destacan que más de la mitad, el 51%, se siente más integrado dentro de las redes sociales que fuera.
En este sentido, el 71% cree que los discursos de odio deberían prohibirse, no sólo en las redes sociales, sino también dentro del Parlamento.
SIN REPRESENTACIÓN EN LOS POLÍTICOS ACTUALES
Y es que, el 92% de los encuestados piensan que la opinión de los jóvenes a la hora de elaborar políticas les importa poco o nada a los políticos, algo que se traduce en que, en la mayoría -el 86,9%- se sientan poco o nada representados por alguno de los partidos políticos actuales.
Un dato destacable para los autores del trabajo es la esperanza depositada por los jóvenes en los movimientos sociales. La mayor parte de las personas entrevistadas, un 68%, cree que los movimientos sociales pueden provocar en gran medida cambios políticos.
A pesar de ello, más de la mitad de los encuestados, el 53%, se considera un agente de cambio, es decir que se implica para contribuir a resolver un reto social. Esto también se relaciona con sus hábitos de consumo: el 87% estaría dispuesto a dejar de comprar un producto que no concuerde con sus valores personales.