«Es una situación en la que yo creo que tengo que protegerme y tengo que tener un distanciamiento. Le deseo todo lo mejor, pero yo quiero seguir con mi vida y de verdad le deseo todo lo mejor» explicaba Tamara Falcó hace tan solo unos días en la presentación de su colección junto a Pedro del Hierro. Una reaparición de lo más esperada tras especularse durante semanas sobre una posible reconciliación con Íñigo Onieva.
La hija de Isabel Preysler confesaba ante la prensa que «sí le he perdonado como cristiana y mujer también, pero simplemente que es como una etapa pasada de mi vida» dejando claro que no hay cabida a una reconciliación sentimental entre ambos, ya que ha dado carpetazo a la que ha sido la mayor historia de amor que hemos vivido en la vida de Tamara desde que la conocemos.
Hoy, la influencer cumple 41 años y lo hace volviendo a la vida, a sonreír como siempre nos ha mostrado ante las cámaras, pero sobre todo comprometida con ella misma y con sus creencias. Tamara se ha caído y ha sabido levantarse como si de una pluma se tratase tras la infidelidad de Íñigo, se ha recreado como persona y ahora se come el mundo cada vez que la vemos.
El año pasado, la hija de la Preysler celebraba su cumpleaños por todo lo alto con una fiesta organizada por la revista Telva en la que pudimos ver a grandes rostros conocidos de nuestro país y en la que derrochó su amor por Íñigo. Ahora eso, es una etapa de su vida que ha cerrado, así nos lo confesaba hace unos días. Para Tamara solo existe el futuro y echa la vista atrás exclusivamente para recomponerse y coger fuerzas.
A pesar de que estos últimos meses han sido muy agitados en el ámbito personal, la Marquesa de Griñón ha tenido también buenas noticias, una de ellas el éxito que tuvo con la emisión de su documental en Netflix, donde pudimos ver su lado más personal, pero también como ha crecido entre las cocinas, creando un restaurante efímero en El Rincón.
No cabe duda de que estamos ante una nueva Tamara a la que no se le pone nada por delante, con más ganas de trabajar que nunca, pero sobre todo con una sonrisa en su rostro que refleja el resurgir de una mujer que se ha visto atropellada por una realidad que no quiso ver.