Tamara Falcó acaba de cumplir 42 años y, como confiesa, está en el momento más dulce de su vida. El balance de su matrimonio con Íñigo Onieva es inmejorable 5 meses después de su boda, los proyectos profesionales se le acumulan y todo lo que toca se convierte en oro, su nuevo ático -al que se han mudado hace pocos días- es un sueño cumplido y sus planes de maternidad siguen adelante; aunque, como asegura, sin ningún tipo de presión, porque la etapa que está viviendo es tan maravillosa que no le puede pedir más a la vida.
De todos estos temas nos ha hablado la marquesa de Griñón en el cocktail navideño de la firma Moët & Chandon, donde ha deslumbrado con un dos piezas de lentejuelas en color azul marino de su propia colección para Pedro del Hierro con el que estaba sencillamente espectacular.
«Muchas gracias» ha respondido con una gran sonrisa a los piropos de los numerosos reporteros a los que, tan sencilla y espontánea como siempre, ha confesado cómo pasará su primera Navidad casada. «Este año toca con mi familia los dos días, Nochebuena y Navidad, así que feliz. El año que viene ya con la de Íñigo» ha apuntado, sin desvelar si pasarán las fiestas en la casa de Isabel Preysler o si por el contrario viajarán a la casa de Chabeli Iglesias en Estados Unidos como se ha convertido ya en una especie de costumbre familiar.
Lo que sí ha confirmado es que no será ella la encargada de cocinar y tampoco ejercerá de anfitriona en su nuevo hogar, donde reconoce que está «cómoda» y «feliz». «Por fin tenemos nuestro propio espacio porque es verdad que durante un tiempo estuvimos en casa de mi madre y estoy muy contenta» ha añadido.
Y eso que desde su boda apenas han estado en casa, ya que Tamara e Íñigo no han parado de viajar y conocer sitios; Dinamarca, la Costa Amalfitana, Londres -en su cumpleaños, que fue el día 20 de noviembre- y San Sebastián este último fin de semana: «La verdad es que hemos estado viajando muchísimo estos últimos meses. Y muy contenta. Este año fenomenal el cumpleaños. El año pasado tampoco me pude quejar pero este… este…» ha asegurado radiante.
Lo único que podría mejorar este 2023 sería convertirse en madre el año que viene. Algo que, no oculta, está deseando aunque confiesa que tampoco se siente presionada porque está disfrutando al máximo de esta etapa como recién casada. «La verdad es que rezo todo el tiempo y si tiene que ser, será y si no. La verdad es que estoy felizmente casada, ahora mismo viviendo un momento súper bonito, así que no sé. Sin presión, sin presión. Lo que Dios quiera» explica con sinceridad, reconociendo que a su madre le haría «mucha ilusión» que la convirtiese en abuela de nuevo «porque le encantan los niños».
«Cualquier niño es una bendición, sea niño o niño. Eso es lo que venga, si viene, osea…» ha añadido, admitiendo que por el momento ni ella ni Íñigo tienen instinto paternal: «No sé, imagino que se desarrollará si somos padres. Ahora mismo, con los sobrinos fenomenal. Pero claro, con los sobrinos es muy fácil porque te los dejan bañados, limpitos, quien les echa las broncas son los padres. Es muy fácil ser tío» afirma.
«Estoy viviendo un momento súper bonito a nivel personal, a nivel laboral no me puedo quejar. Mis sobrinos son una maravilla y bueno, pues brindo por… por este año que ha estado lleno de luces y sombras pero termina con una gran luz» asegura, confesando que lo «más especial» que le podrían regalar este año es «pasarlo con mi familia».
Su mejor compañero, su marido, del que ha revelado que le gusta muchísimo la Navidad -«es su época favorita del año y le pone de muy buen humor» ha asegurado- «le encantaría que formásemos una familia». «En eso estamos, fomentar el matrimonio y unirnos más como pareja» ha concluido, dejando claro que por el momento su futura paternidad no es algo que les obsesione en absoluto.