Carola Pérez es paciente usuaria de cannabis medicinal, y presidenta del Observatorio Español de cannabis medicinal, así como fundadora de la primera asociación de pacientes de cannabis medicinal Dos emociones. La entrevistamos en Infosalus y nos cuenta que hoy en día es ilegal acceder al cannabis medicinal (THC) en nuestro país, por lo que ve con buenos ojos que Sanidad haya dado el primer paso para su regulación, a través de la consulta pública puesta en marcha el pasado 13 de febrero, y donde puede participar cualquier ciudadano.
«El cannabis medicinal es un estupefaciente y, por tanto, es ilegal en España. Pero los españoles que lo necesitamos por nuestra enfermedad podemos conseguirlo por tres vías: ir a la calle, los últimos estudios con la Fundación Canná dicen que está súper contaminado con ‘E. coli’, con mucho plaguicida, pesticidas, y metal pesado para que la planta produzca mucho y el camello le saque mucho rendimiento; imagínate un paciente con cáncer inmunodeprimido si accede a estas sustancias qué problema», relata.
La segunda vía son los clubes sociales de cannabis, espacios de fumadores lúdicos, donde se puede consumir cannabis de uso recreativo, si bien se trata de lugares que no están dirigidos a pacientes, por lo que no hay control sanitario específico. Ella utiliza actualmente el autocultivo, que sería esa tercera vía, ante malas experiencias con los anteriores.
ESPAÑA, SÉPTIMO PRODUCTOR DEL MUNDO
Nos cuenta Carola Pérez la enorme paradoja de que España hoy en día es el séptimo productor de cannabis medicinal del mundo, pero los españoles no pueden acceder al producto. «Me caí de pequeña patinando y me rompí el coxis a los 11 años. Tengo dolor crónico desde entonces. Junto a Bélgica, España es el segundo país europeo en el que falta por regular», afirma.
Hoy en día es legal el cannabis medicinal en Alemania, Países Bajos, Portugal, Italia, Grecia, Reino Unido, Alemania, Austria, República Checa, Noruega, Finlandia, por ejemplo; y fuera de Europa en Israel (uno de los que más experiencia acumula, desde 2006), Canadá desde 2001, Estados Unidos, Uruguay, Colombia, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, o Macedonia, entre otros muchos.
Defiende así Pérez que es importante que haya una regulación del cannabis medicinal en nuestro país, desde su punto de vista como paciente, porque insiste en que la persona enferma necesita estar en manos del sistema sanitario, «no del narco».
«Necesito estar segura y legal. Quiero vivir con dignidad, no estoy haciendo nada malo. El estigma asociado del cannabis medicinal igual que a fumar un porro debe borrarse. El cannabis no lo fumo, lo uso en aceites, con un vaporizador especial para pacientes, y en cremas y óvulos vaginales porque al no tener coxis así puedo hacer frente al dolor pélvico crónico», subraya esta periodista que debe pasar hasta 15 horas tumbada boca abajo y no puede estar sentada más de 3-4 horas al día.
Confiesa que necesita el cannabis medicinal para vivir y, además, porque ha sufrido una sobredosis de opioides, y otra de benzodiacepinas, ambas medicaciones con receta médica. Pero como se cayó de pequeña, otro problema con el que cuenta es que su cuerpo ha hecho tolerancia a la medicación en todos estos años. «Todos los tratamientos me han fallado, incluso empeorado, y el cannabis me está ayudando a vivir, a comer, a dormir, a bajar la ansiedad por el dolor, que en ocasiones me hace perder el conocimiento. Pero esto no significa que desde el Observatorio estemos en contra del resto de medicaciones. El cannabis medicinal es una opción terapéutica más», insiste.
CONSULTA PÚBLICA Y POR QUÉ ES NECESARIA
Así, desde el pasado 13 de febrero el Ministerio de Sanidad y Consumo abrió un periodo de consulta pública previa, con el objetivo de recabar la opinión de los ciudadanos, pacientes, organizaciones y asociaciones sobre el futuro proyecto de decreto que regulará el cannabis medicinal en nuestro país. (https://www.sanidad.gob.es/normativa/consultas/home.htm ) Quienes deseen participar deben enviar sus aportaciones al ministerio antes del 4 de marzo.
En la argumentación para la regulación Sanidad defiende que hoy en día el cannabis es un estupefaciente. «(…) Existen expectativas de que, en determinados pacientes afectados por algunas enfermedades graves o incapacitantes – tal y como reseña el texto recogido por Infosalus – el empleo del cannabis como parte del tratamiento que ya están recibiendo pudiera suponer una mejora en sus síntomas en su calidad de vida. Este potencial uso fue la causa de que se impulsara en el Congreso una subcomisión de trabajo al objeto de analizar la regulación del cannabis medicinal», relata Sanidad, y algo que sucedió hacer un par de años.
MEJORA LA CALIDAD DE VIDA Y SIN APENAS EFECTOS SECUNDARIOS
José Carlos Bouso es director científico de ICEERS, psicólogo, doctor en Farmacología, miembro de la Fundación Canná, así como experto en el uso medicinal de sustancias psicoactivas de origen vegetal, y autor de ‘Cannabis medicinal’ (Amat editorial). Precisamente defiende en otra entrevista con Infosalus que el cannabis y sus derivados son una de las principales medicinas para tratar enfermedades con un mal tratamiento, como el dolor crónico o las enfermedades del sistema nervioso, o incluso algunas de tipo inflamatorio.
«Sobre todo es importante la regulación del cannabis medicinal en España por una razón principal y es que las enfermedades crónicas conllevan una carga tremenda de ansiedad y de estrés, y el cannabis medicinal actúa fundamentalmente en la calidad de vida de los pacientes», mantiene. Insiste así en que puede ser interesante su regulación porque principalmente donde actúa es en la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedades crónicas, que hay muchas: «Donde puede funcionar es precisamente en muchas enfermedades para las que ahora no hay tratamientos eficaces».
Por otro lado, este experto lamenta que se le exigen unos criterios de evidencia científica al cannabis medicinal que no se les piden a otras medicaciones. «Por ejemplo, no hay medicaciones específicas para tratar el dolor neuropático, y se usan antidepresivos, por ejemplo; y ni siquiera las guías se ponen de acuerdo sobre la mejor opción. Muchos medicamentos de los que disponemos y se comercializan no cuentan con mucha evidencia científica, aunque están autorizados. Esto también se le debería permitir el cannabis, que tiene incluso más evidencia que otros medicamentos», sostiene este investigador.
A su vez, Bouso destaca que el cannabis medicinal no tiene los efectos secundarios de otras medicaciones: «De hecho, hay muchos estudios donde se demuestra que el cannabis medicinal permite la reducción de fármacos de prescripción que tienen más efectos secundarios que el propio cannabis. Por ejemplo, en quienes tienen dolor crónico permite reducir el uso de opiáceos, que son medicamentos peligrosos; así como de las benzodiacepinas, la tercera droga más consumida en nuestro país, por detrás del alcohol y del tabaco, y por encima del cannabis, y que además están comercializadas».
Puede ser útil igualmente, según prosigue, para reducir los vómitos y las náuseas de la quimioterapia, para el tratamiento de depresiones infantiles refractarias, o frente a algunas enfermedades inflamatorias.
Mientras, Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica en la Universidad Complutense de Madrid, y vicepresidente de Observatorio Español de Cannabis Medicinal, considera que la regulación del cannabis medicina es «crucial» para que los pacientes que hoy en día lo emplean para aliviar los síntomas negativos de sus enfermedades puedan pasar de estar en una situación de ilegalidad y depender del narcotráfico, a una situación de seguridad, tanto desde el punto de vista jurídico, dejar de ser delincuentes, como sanitario. «Necesitan saber que lo que toman son preparados con estabilidad definida, con una ausencia de contaminantes, con una posología bien determinada, o el poder hablar con sus profesionales de la salud de lo que toman», detalla.
USOS CONCRETOS DEL CANNABIS MEDICINAL
Hoy en día existen en España dos medicamentos oficiales aprobados por la AEMPS que contienen cannabinoides: el ‘Sativex’, para paliar la espasticidad en enfermos de esclerosis múltiple; y el ‘Epidiolex’ para paliar las convulsiones en los síndromes epilépticos refractarios pediátricos. «Pero estos medicamentos cubren sólo un espectro pequeño de indicaciones, comparado con todas las posibilidades que ofrecen los cannabinoides», asegura Guzmán, que también es miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia y del comité directivo de la International Association for Cannabinoid Medicines.
A su juicio, las indicaciones más relevantes, que cuentan con un sobrado respaldo y evidencia científica, y que están aprobadas en otros países favorecen sobre todo a dos campos de la medicina: la neurología, y por otro a la oncología.
En los pacientes neurológicos señala que el cannabis medicinal es beneficioso a la hora de inhibir la espasticidad en los pacientes con esclerosis múltiple; también al inhibir las convulsiones en pacientes pediátricos con epilepsia refractaria; o en el tratamiento del dolor neuropático crónico inflamatorio. Dice que en este último punto es el más utilizado por los pacientes.
Dentro del campo de la oncología mantiene que no hay indicación aceptada en España, pero sí tres posibilidades donde emplearse, y ya en marcha en otros países: inhibir náuseas y vómitos asociados a quimioterapias; frente a la pérdida de apetito y de peso y durante las fases avanzadas del cáncer, frente al ‘síndrome de anorexia o caquexia’; en los casos de dolor oncológico.
QUÉ PUNTOS DEBE CONTEMPLAR ESA REGULACIÓN EN ESPAÑA.
A juicio de Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de cannabis medicinal, la nueva regulación del cannabis medicinal debe contemplar que el programa sea lo más amplio posible para que puedan acceder pacientes que ahora están en el mercado negro; que las indicaciones también la puedan hacer médicos de atención primaria; que la dispensación sea en la farmacia comunitaria y no en los hospitales; y que haya también la opción de que las clínicas privadas puedan prescribirlo.
Manuel Guzmán, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid, y vicepresidente del mismo Observatorio, apunta por su parte que en la propuesta del Ministerio de Sanidad se recogen diferentes preparados, se aceptan los orales, pero se excluyen los de cannabis herbal: «El herbal es muy relevante porque permite la entrada en el organismo de cannabinoides de manera muy rápida por lo que el rescate sintomático es muy rápido. A un paciente con un brote de dolor o espasticidad, con una convulsión, no le interesa tomarse una gota de aceite de cannabis y esperar una hora a que surja efecto, sino quiere quitarse el problema cuanto antes mejor. Estas vías de cannabis herbal permiten, mediante vaporización (no confundir ni con fumar ni con vapear), en dos-tres minutos el rescate sintomático».
Aquí destacan ambos miembros del Observatorio que es fundamental la educación a la población sobre el cannabis medicinal porque este no implica fumarse un porro, como muchos piensan, sino que se trata de «una vía farmacológica más segura que fumar y vapear y que alivia los síntomas rápido y sin apenas efectos secundarios». «De hecho, en otros países, combinan las vías lentas, como la vía oral para la noche, con las rápidas, como cuando tienen un brote. Por ello es importante también incluir el cannabis herbal en esto», matiza Guzmán.
José Carlos Bouso, director científico de ICEERS, doctor en Farmacología, así como experto en el uso medicinal de sustancias psicoactivas de origen vegetal, cree por su lado que la futura regulación española del cannabis medicinal debe contemplar desde buenas prácticas de cultivos, hasta los medicamentos que ya existen en la farmacia, extractos con diferentes concentraciones de diferentes cannabinoides para poder modular mejor los tratamientos, entre otros puntos.