Un abogado estadounidense se enfrenta a posibles sanciones después de haber usado el popular ChatGPT para redactar un escrito y descubrirse que la aplicación de inteligencia artificial (IA) se había inventado toda una serie de supuestos precedentes legales.
Según publicó este sábado el diario The New York Times, el letrado en problemas es Steven Schwartz, abogado de un caso que se dirime en un tribunal de Nueva York, una demanda contra la aerolínea Avianca presentada por un pasajero que asegura que sufrió una lesión al ser golpeado con un carrito de servicio durante un vuelo.
Schwartz representa al demandante y utilizó ChatGPT para elaborar un escrito en el que se oponía a una solicitud de la defensa para que el caso fuese desestimado.
En el documento de diez páginas el abogado citaba varias decisiones judiciales para apoyar sus tesis, pero no tardó en descubrirse que el conocido chatbot de la compañía OpenAI se las había inventado.
«La Corte se encuentra ante una situación inédita. Una presentación remitida por el abogado del demandante en oposición a una moción para desestimar (el caso) está repleta de citas de casos inexistentes», escribió el juez Kevin Castel este mes.
Este viernes, Castel emitió una orden convocando a una audiencia el próximo 8 de junio en la que Schwartz deberá tratar de explicar por qué no debería ser sancionado después de haber tratado de usar supuestos precedentes totalmente falsos.
Lo hizo un día después de que el propio abogado presentase una declaración jurada en la que admitió haber usado ChatGPT para preparar el escrito y reconoció que la única verificación que había llevado a cabo era preguntar a la aplicación si los casos que citaba eran reales.
Schwartz se justificó asegurando que nunca había usado una herramienta de este tipo y que, por tanto, «no era consciente de la posibilidad de que su contenido pudiese ser falso».
El abogado subrayó que no tenía ninguna intención de engañar al tribunal y exculpó totalmente a otro abogado del bufete que se expone también a posibles sanciones.
El documento se cierra con una disculpa en la que Schwartz lamenta profundamente haber usado inteligencia artificial para apoyar su investigación y promete no hacerlo nunca más sin verificar totalmente su autenticidad.