Una fuga de película ha acontecido en la frontera que separa las dos Coreas. Un gimnasta que no ha sido identificado, residente en el Norte, consiguió evadirse del país tras saltar las barricadas de más de tres metros de altura sin activar las alarmas.
Según las autoridades, el joven de 20 años, tras cruzar al país vecino, se rindió a las tropas locales sin oponer resistencia y reclamó asilo.
La hazaña tuvo lugar el pasado 4 de noviembre durante una visita organizada a la DMZ Peace Trail, una zona desmilitarizada en la provincia de Goseong. Al no dar crédito a su versión, los agentes fronterizos le pidieron que repitiera el salto dos veces, informa un corresponsal de la BBC en Seúl.
Creen que su peso ligero y la experiencia realmente pudieron haberle permitido saltar la valla. El Ejército del país, mientras tanto, está averiguando por qué no funcionaron los sensores de movimiento.
Por su parte, el diario Chosun señala que el hombre pudo utilizar una pértiga durante la fuga. Los guardas fronterizos dijeron que no encontraron ningún daño en la cerca, pero notaron que había una marca en la parte superior del alambre de púas.
La franja que separa ambos países se extiende a lo largo de 250 kilómetros y tiene otros cuatro de ancho, está fortificada con vallas, campos de minas y puestos de centinelas armados. Pocos desertores toman la determinación de intentar abrirse paso por ella. La mayoría de los 33.000 que han huido de Corea del Norte desde los años 90 optan por rutas a través de China.