Colin Deveraux, granjero australiano, logró sobrevivir a un ataque de cocodrilo de agua salada al morder el párpado de este feroz depredador, según relató al canal de televisión nacional ABC. El ataque tuvo lugar en las inmediaciones del río Finniss, al norte de Australia.
El agricultor se encontraba revisando una billabonga, término australiano que designa a estanque aislado, cuando notó la presencia del cocodrilo en el agua. Después de dos pasos, el animal se aferró a su pie derecho y lo arrastró hacia las profundidades. En un intento desesperado por librarse, el hombre logró morder el párpado del depredador, que finalmente lo soltó, permitiéndole escapar, informó The New York Times.
En el momento del ataque, el cocodrilo, que medía aproximadamente 3.2 metros, intentó arrastrar a Deveraux al agua. Sin embargo, al no poder aferrarse a la cabeza del animal, el agricultor consiguió morder el párpado del enorme espécimen. Posteriormente, después de soltar el párpado del cocodrilo, el ganadero pudo escapar, pese a que el animal intentó perseguirlo durante unos metros antes de detenerse.
Luego del incidente, Deveraux fue capaz de estancar la hemorragia con una cuerda y posteriormente se dirigió al hospital donde recibió tratamiento por daño en los tendones y dos grandes cortes que cubrían prácticamente toda la extensión de su pie.
Según CNN, los médicos tuvieron que limpiar la herida meticulosamente para eliminar el barro y la bacteria, antes de cerrarla con grapas y un injerto de piel tomado de la rodilla. A pesar de la gravedad de las heridas, Deveraux afirmó haber tenido una buena recuperación y puede mover todos sus dedos del pie.
El australiano, quien está en sus mediados años sesenta, estuvo recibiendo tratamiento en el Hospital Real de Darwin durante un mes y se espera que lo den de alta esta semana. El hombre dijo que el incidente le ha hecho replantearse su conducta y que no debería haberse adentrado tanto en la billabonga.
Por último, Brandon Sideau, experto en gestión de cocodrilos, recomendó evitar las aguas peligrosas, especialmente en áreas como el territorio norteño, donde los cocodrilos son comunes.
En caso de un encuentro con un cocodrilo, Sideau destacó que tres enfoques han demostrado ser efectivos: hurgar los ojos del cocodrilo, golpear el hocico y, en último recurso, introducir la mano en la garganta del animal para intentar asfixiarlo. No obstante, también alertó que este último método podría resultar en la pérdida del brazo en el proceso.
