El mundo cuenta con 573 nuevos milmillonarios aparecidos durante los dos últimos años de pandemia, lo que supone un nuevo milmillonario cada 30 horas. En el lado opuesto, se espera que a finales de 2022, 263 millones de personas adicionales se habrán sumido en la pobreza extrema, un millón de nuevos pobres cada 33 horas.
Así lo denuncia Oxfam Intermón en su nuevo informe ‘Beneficiarse del sufrimiento’, publicado este lunes con motivo de la reunión del Foro Económico Mundial, donde pide gravar con “impuestos extraordinarios los beneficios caídos del cielo” de las empresas energéticas, farmacéuticas y de la alimentación.
Según esta investigación, el número de milmillonarios españoles de la lista Forbes también ha aumentado desde el inicio de la pandemia. Hay cuatro nuevos milmillonarios en el país, indica, mientras la riqueza de los que ya lo eran antes de la pandemia creció a un ritmo de 6,8 millones de euros al día.
«Para estas personas, la pandemia, el conflicto en Ucrania y el espectacular aumento de los precios de los alimentos y de la energía están suponiendo un periodo de bonanza”, denunció Iñigo Macías, responsable de investigaciones de Oxfam Intermón.
Esta realidad contrasta con un claro retroceso en los logros de las últimas décadas en la lucha contra la pobreza extrema a nivel global, agregó.
Según Macías, la riqueza total que actualmente acumulan estos milmillonarios de todo el mundo equivale ya al 13,9% del PIB mundial. Se ha triplicado desde el año 2000, cuando suponía el 4,4%.
En su opinión, “las fortunas de estos milmillonarios no han crecido tanto y tan rápido en tan poco tiempo porque ahora trabajen más duro o sean más productivos. Controlan e invierten en corporaciones que se han aprovechado de su creciente poder de mercado y de la desregulación, mientras algunos ocultan su dinero en paraísos fiscales”, señaló, y “todo ello con la complicidad de los gobiernos”.
CONCENTRACIÓN
A nivel global, el nuevo estudio de Oxfam Intermón también revela que las empresas de los sectores energético, alimentario y farmacéutico “están logrando beneficios sin precedentes”, a pesar de que los salarios de sus trabajadores apenas han aumentado y tienen que hacer frente al mayor repunte de precios en décadas.
En conjunto, cinco de las principales empresas energéticas (BP, Shell, Total Energies, Exxon y Chevron) se embolsaron el año pasado 2.600 dólares de beneficios por segundo. Asimismo, Las fortunas de los milmillonarios de los sectores de la alimentación y la energía se han incrementado en 453.000 millones de dólares en los últimos dos años, lo que equivale a mil millones cada dos días. En el sector de la alimentación, han surgido en este mismo periodo 62 nuevos milmillonarios.
MEDIDAS
Por todo ello, Oxfam exigió a los líderes mundiales la aplicación de un impuesto de solidaridad sobre los beneficios extraordinarios de los milmillonarios durante la pandemia para financiar medidas de apoyo a quienes más sufren los elevados precios de los alimentos y la energía; la introducción de un “impuesto a los beneficios caídos del cielo, en todas las industrias y sectores”; la aprobación de impuestos permanentes sobre el patrimonio para “poner coto a la hiperconcentración de riqueza y a las desorbitadas emisiones de carbono”, y el establecimiento de un impuesto anual sobre el patrimonio neto (un 2% para quienes tengan más de 5 millones de dólares y del 5% para los patrimonios por encima de los mil millones).
Según sus cálculos, esto podría generar 2,52 billones de dólares cada año, cantidad suficiente para ayudar a salir de la pobreza a 2.300 millones de personas, producir vacunas para todo el mundo y proporcionar servicios de salud y protección social universales a la población de los países de renta media-baja y baja.
En el contexto español, Oxfam Intermón pide al Gobierno y a los grupos políticos que acuerden “medidas fiscales extraordinarias para contextos de crisis como los que vivimos”. “En particular, es el momento de aprobar un impuesto que grave los beneficios caídos del cielo de las empresas energéticas, siguiendo las recomendaciones del FMI y en línea con las actuaciones puestas en marcha por países vecinos como Italia”, reclama.
Asimismo, urge a poner en marcha la reforma de la tributación sobre las rentas del capital, “muy regresiva aún”, y el diseño del impuesto sobre el patrimonio, a fin de “romper con las dinámicas de competencia territorial e ineficiencias que aún persisten”.