El escritor Afonso Reis Cabral (1990) habla de la fraternidad y el síndrome de Down «sin tapujos» en ‘Mi hermano’, la novela ganadora del premio portugués Leya 2014 y publicada por la editorial Acantilado.
En una entrevista de Europa Press, ha explicado que la historia se centra en la relación de un hombre de 40 años con síndrome de Down, Miguel, y su hermano –el narrador–, que decide cuidar de él tras la muerte de sus padres.
El narrador es un académico de vida solitaria que ve en la muerte de sus padres una oportunidad de redención, de llenar un vacío: «Piensa más en él que en el hermano, aunque luego las cosas descarrilen un poco».
La novela tiene dos líneas temporales: el presente y los recuerdos del narrador, que sirven para resolver un misterio, para que el narrador «haga una confesión».
EL INTERIOR
‘Mi hermano’ se desarrolla en el interior de Portugal, pero según Reis Cabral lo interesante sobre todo es que el escenario funciona como un espejo del interior de los protagonistas: «La rusticidad es más psicológica que física».
Ha criticado que las deficiencias mentales y físicas se tratan muchas veces de forma simplista o edulcorada, pero «la literatura tiene que mostrar las cosas tal y como son».
La novela trata algunos de los temas que le «impulsan a escribir», como la confrontación, los errores y la confesión.
También ha dicho que le interesa mucho construir narradores en primera persona que no sean fiables, como hizo en su segunda novela con un chico de 12 años.
Así, desconfía mucho del narrador de ‘Mi hermano’ porque siempre explica las cosas desde la perspectiva que le es más favorable, y solo es honesto en los pasajes en cursiva y paréntesis, donde escribe «como si nadie le estuviera oyendo».
El libro también aborda la envidia, puesto que el narrador «en el fondo envidia a su hermano por su capacidad natural de ser feliz», y bebe de la historia de Caín y Abel.
«TRANSFORMAR LA REALIDAD EN LITERATURA»
Reis Cabral empezó a escribir poemas a los 9 años, y a los 15 publicó el libro ‘Condensación’, aunque él sabía que su camino no era la poesía: «Era una primera etapa para llegar a la prosa».
A los 14, le dijo a su padre que quería escribir y, «de forma muy infantil», le preguntó de qué podría hablar: él le respondió que podría escribir sobre uno de sus hermanos, que tiene síndrome de Down.
Por eso quiso «transformar la realidad en literatura» –aunque el libro no tiene nada de autobiográfico–, y empezó a escribir la novela seis años después, cuando se sintió preparado.
