El vino de fabricación artesanal no es una tendencia nueva, pero hoy más que nunca sigue ganando fama en varias partes del mundo. Ya en 2013, un reportaje de la BBC mostraba que el retorno al vino natural, elaborado de forma tradicional, era todo un movimiento surgido en los años 70.
Representantes de Bodegas Fernández de la Ossa aseguran que se trata de la búsqueda de la genuina tradición enológica por parte de los consumidores. La gente quiere rescatar los aromas, sabores y matices que han hecho del vino una de las bebidas más consumidas en todo el mundo.
Lugares y vides llenos de tradición
La tendencia por los vinos de elaboración artesanal ha incrementado consigo la relevancia de los lugares donde se cultiva la materia prima. La atención también se ha dirigido hacia las bodegas donde se procesa la uva para elaborar estas bebidas. Uno de esos lugares es Villarrobledo, donde se asienta Bodegas Fernández de la Ossa.
Villarrobledo es un municipio que se ubica al noroeste de la provincia de Albacete. La tradición de los vinos de Villarrobledo es tal que destina una gran parte de su superficie cultivada a la vid; cerca de 30.000 hectáreas de siembra albergan más de 48 millones de cepas.
Dentro de esas cepas destacan las variedades de Bodegas Fernández de la Ossa. Esta empresa posee una siembra ubicada a 720 metros sobre el nivel del mar, donde se cultivan distintas variedades de uvas blancas y tintas. Entre las primeras están macabeo, chardonnay, sauvignong blanc y airén, mientras que las segundas incluyen las variedades tempranillo, pámpana blanca y garnacha tintorera.
Presencia y dedicación en la preparación de los vinos
La familia Fernández lleva al menos 5 generaciones ligada a la viticultura. Aseguran que los suelos franco-arenosos con alto índice calizo donde cultivan les permiten obtener vinos de Villarrobledo con alta complejidad aromática y tonos de color muy elevados. Para alzar el producto hasta ese nivel está la bodega, que tiene un papel esencial.
La bodega de esta firma se encuentra dentro de una nave de tinajas que tiene más de 80 años. El proceso de fabricación se rige por las más antiguas tradiciones de Villarrobledo con sus tinajas de barro. A ello se le suman las últimas tendencias en enología, el proceso de selección de la uva y manejo de la vid.
El resultado es un conjunto de vinos de primera calidad, con matices inigualables en el mercado. Como muestra, la marca menciona a sus vinos Tempranillo, Rosé, Chardonnay, Garnacha Tintorera y el Airén Vides Prefiloxericas. Todos son excelentes alternativas para llevar a la mesa familiar o regalar en esta temporada festiva un buen vino de Villarrobledo.