Los beneficios de vivir en la ciudad, en cuanto al crecimiento y desarrollo saludable de los niños y adolescentes, son cada vez menores a nivel mundial, según un análisis liderado por el Imperial College London (Reino Unido) y publicado en la revista científica ‘Nature’.
El estudio, en el que han participado más de 1.500 investigadores, entre ellos algunos profesionales de la Gasol Foundation, ha analizado los datos de altura e índice de masa corporal (IMC) de más de 71 millones de niños y adolescentes (de entre 5 y 19 años) de 200 países, recogidos entre 1990 y 2020.
Concretamente, la Gasol Foundation ha contribuido con datos de PASOS 2019, estudio representativo sobre los estilos de vida y la prevalencia de obesidad de los niños de 8 a 16 años en España; y del estudio SantBoiSà, una amplia cohorte de seguimiento de la obesidad infantil y los estilos de vida que se inició en el 2015.
Las ciudades pueden brindar más oportunidades en materia de educación, nutrición, deporte, ocio y sanidad, lo que ha contribuido a que los menores en edad escolar que vivían en ciudades fueran más altos que aquellos que vivían en zonas rurales durante el siglo XX en la mayoría de países, exceptuando algunos casos en estados ricos.
Ahora, el estudio muestra cómo, en el siglo XXI, la diferencia en la altura que beneficiaba a niños y adolescentes residentes en áreas urbanas ha disminuido, ya que los niños que viven en áreas rurales cada vez son más altos.
El nuevo estudio también ha analizado el IMC de los niños, permitiendo evaluar la relación entre peso y altura. Los resultados indican que los niños que vivían en zonas urbanas presentaban un IMC ligeramente superior en 1990.
En 2020, la media aumentó en la mayoría de países, especialmente en los niños que vivían en ciudades, excepto en el sudeste asiático y el África sub-sahariana. Aún así, durante este periodo de 30 años, las diferencias entre IMC en áreas urbanas y rurales se mantuvieron pequeñas (menos de 1.1 kg/m2, correspondiente a menos de 2 kg de diferencia en un niño que mide 130 cm).
«Los resultados de este gran estudio global ponen en duda la percepción extendida de que la nutrición y la salud es peor entre los niños y adolescentes que residen en ciudades. Aunque las ciudades continúan ofreciendo más beneficios para la salud de los niños, niñas y adolescentes respecto a las zonas rurales, estas están recortando distancia gracias a las mejoras en la sanidad, la nutrición y la higiene», ha comentado la doctora Anu Mishra, del Imperial College London y autora principal del estudio.
En contra de la creencia de que la urbanización es uno de los principales factores que determinan la pandemia de obesidad, el estudio muestra que la altura y el IMC en multitud de países desarrollados occidentales no han variado significamente en los últimos años, hallando diferencias mínimas para el IMC entre la población residente en áreas urbanas o en áreas rurales.
«El problema no es tanto si los niños viven en la ciudad o en zonas urbanas, sino dónde viven aquellas personas con pocos recursos, y si los gobiernos están afrontando las desigualdades sociales con iniciativas como ayudas económicas y becas comedor», ha detallado el profesor Majid Ezzati, otro de los autores principales de la investigación y también miembro del Imperial College London.
El director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation, Santi F. Gómez, ha señalado que los datos de este estudio «deberían motivar la adopción de medidas estructurales». «Deberían promover el desarrollo saludable de la población infantil con indiferencia de si reside en ciudades o zonas rurales y, sobre todo, deberían considerar la importancia de abordar las desigualdades sociales en salud, tal y como lo hace el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil presentado recientemente por el Gobierno de España», ha remachado.